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La mala nutrición, antes que la obesidad, es el real enemigo

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En los últimos 40 años, el habitante promedio del Reino Unido aumento 3.3 libras de peso y se estima que en 2025, 1 de cada 9 será obeso.
05 de abril de 2016
Red star
Por qué es importante
La participación de los gobiernos nacionales con apoyo e información sobre la importancia de una buena nutrición es la mejor estrategia para luchar contra la obesidad.

Según una investigación realizada por el Imperial College de Londres que es recogida por The Independent, en los últimos 40 años (1975-2014) el habitante promedio de Reino Unido aumentó 3.3 lb  y esta tendencia hará que el 18% de hombres y el 21% de mujeres sufra algún grado de obesidad antes del 2025, mientras que el 6% de ellos y el 9% de ellas tendrán una condición severa, tal como publica la revista The Lancet.

Majid Ezzati, directora del estudio señaló que como consecuencia de ello, 1 de cada 9 personas serán obesos en dicho año. “Hemos cambiado de un mundo en que los de bajo peso eran más del doble que los obesos, a uno con más obesos que los de bajo peso”.

Ningún extremo-obesidad o bajo peso-es la mejor opción, pero tampoco debe alejarnos del hecho de fondo que tiene que ver con los hábitos alimenticios de la población mundial. Los ingresos familiares inciden sobre la forma en que se alimentan los distintos sectores sociales, tal como ya vimos en un artículo anterior llamado “La pobreza y no la raza es más responsable de la obesidad”.  Los más pobres buscan satisfacer una prioridad urgente de alimento, y muchas veces no tienen la información necesaria para llevar una alimentación balanceada, a diferencia de los más pudientes, que sí pueden acceder a esas facilidades. Las visiones y necesidades son totalmente opuestas.

Y consciente de esto es que George Davey Smith, investigador del Centro de Medicina Social y Comunitaria de la Universidad de Bristol señala no solo hay que fijarse en la obesidad sino en la mala nutrición como problema de salud pública "Un enfoque sobre la obesidad sin considerar también a la desnutrición amenaza con desviar recursos de trastornos que afectan a los pobres-a los que tienen más probabilidades de afectar- a los más ricos en países de bajos ingresos”. La mala nutrición sin distinción de clases es el real enemigo.

Los hábitos positivos y saludables -como la práctica de ejercicios o deporte- y la participación de los gobiernos nacionales con programas de apoyo e información sobre la importancia de éstos en los sectores pobres, tienen un rol fundamental y en ello iniciativas como el “Project Healthy Schools” o el documental de Michael Moore “Where to invade next” ya nos indicaban cual era el camino a seguir.

Crear hábitos no es sencillo, sobre todo en el caso de los niños, quienes tienen predilección por la comida chatarra no nutritiva. Aunque tome tiempo debe hacerse, pues es la única forma de no llegar a escenarios como el planteado para el 2025 o aun peor. En un mundo globalizado como el actual, la mala nutrición es un tema que nos incumbe a todos y lo que queremos para las generaciones venideras.