HISTORIAS
La economía rosa
La homosexualidad es un tema sumamente delicado en algunos países. Si bien buena parte del mundo occidental la acepta y respeta, existen otros lugares donde aún es controversial y un tema prohibido. Este grupo de países suele estar conformado de naciones donde el extremismo religioso está muy arraigado y sanciona su práctica, o donde el comunismo tuvo el poder por buena parte del tiempo.
Una de las naciones que en los últimos años ha demostrado una mayor apertura es China. Allí, la revolución de Mao Zedong movilizó a la población hacia el rechazo, pero parece ser que, poco a poco, la homosexualidad está ganando terreno en el país asiático, afirma el artículo de Fortune, titulado “How China’s Pink Economy Is Leading the Country’s Battle for LGBT Rights”.
Lo curioso es que, a diferencia de otros países donde se organizan marchas y los ciudadanos LGTBI reclaman sus derechos, en China lo que está haciendo que la condición de los ciudadanos homosexuales progrese es el mercado que hay detrás de ellos.
Como se mencionó anteriormente, relaciones del mismo sexo han sido celebradas durante años en el arte y la literatura china. Pero, esto cambió con la revolución de Mao Zedong, donde el sexo comenzó a ser visto como una herramienta para que el comunismo produjera ciudadanos. Debido a esto, la homosexualidad fue penada hasta 1997, pero continuó siendo percibida como una enfermedad mental hasta el 2001. Hoy en día, la homosexualidad sigue teniendo un estigma en la sociedad china, donde existen casos en los que hombres han sido enviados a rehabilitación al confesar su sexualidad.
Sin embargo, esto está cambiando debido a la llamada “economía rosa”, como se denomina al mercado LGTBI. Se estima que las ganancias producidas por esta población alcanzan los USD 300 mil millones al año, colocándola en el tercer puesto, luego de Europa y Estados Unidos, en cuanto a su magnitud.
Esta cifra enorme es producto del avance del escenario nocturno homosexual chino. Hace unos años, se organizaban “noches gay” para los extranjeros, pero ahora son los mismos ciudadanos quienes demandan esta clase de eventos. Por esta razón,la mayoría de locales nocturnos las organizan al menos una vez a la semana. Además, se han creado festivales como el ShangaiPRIDE, el cual cumple su octavo año consecutivo. Los organizadores afirman que al inicio eran censurados por el gobierno, pero que ahora no hay ningún problema.
China es un ejemplo de que, al fallar las huelgas, se puede apelar a la economía en busca de un aliado. Quizás eso es lo que falta en nuestro país.
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