HISTORIAS
París aspira a ser la nueva capital financiera de Europa
La ciudad de Londres es reconocida en el mundo económico por ser una de las capitales financieras del mundo. Su centro alberga a las compañías más grandes e importantes de la banca. Sin embargo, es posible que esto cambie muy pronto debido al Brexit. La salida del Reino Unido de la Unión Europea ha puesto en aprietos a varias entidades bancarias que estarían en busca de nuevas locaciones para sus oficinas centrales.
Francia ha tomado esto como una gran oportunidad para atraer talento de todas partes del mundo e instaurar un nuevo centro financiero tan importante como lo era Londres. Para ello, se ha dispuesto la construcción de siete nuevos rascacielos en París donde se pretende que los bancos instalen sus nuevas oficinas, afirma Financial Times en su artículo “Paris attemps to lure business from London with new skyscrapers”, sobre el que se inspira esta nota.
París tiene planificado construir siete torres o rascacielos en La Défense, actual centro empresarial de la ciudad, administrado por Defacto, organismo público creado en 2007 por el Estado francés. Para ello, se han destinado 375 mil metros cuadrados, el equivalente a 50 campos de fútbol. El proyecto estará listo en el 2021 y forma parte de los esfuerzos de la ciudad para atraer a todas las compañías que buscan salir de Londres debido al Brexit.
Francia no es el único país interesado en esto. Otras ciudades han puesto en marcha diferentes esfuerzos para atraer a estos negocios. Entre ellas se encuentran Dublín, Luxemburgo y Frankfurt. Sin embargo, París ha sido la más agresiva en sus tácticas. Marie-Célie Guillaume, jefa ejecutiva de Defacto, señala que con esto se estaría enviando un “poderoso mensaje a las empresas que se encuentran inseguras acerca de su futuro en Londres”.
No obstante, muchos se muestran escépticos ante la idea de que la capital francesa se convierta en el nuevo gran centro empresarial de Europa. Esto se debe a que consideran que el código laboral de Francia es poco flexible, a lo cual se le suman los elevados impuestos y la barrera del idioma. El francés no es una lengua internacional como si lo es el inglés. Ante esto, los reguladores financieros de Francia anunciaron en septiembre que simplificarán los procesos de registro para las compañías que desean ingresar al mercado parisino. Una de las modificaciones más importantes es la admisión de documentos redactados en inglés y no solo en francés.
La apuesta de París es ciertamente arriesgada. ¿Qué ocurrirá con los rascacielos en caso sean pocas las compañías que decidan mudarse a la capital francesa? Pero, tal parece que las autoridades parisinas confían en su proyecto y no se detendrán hasta verlo cumplido. Solo resta esperar y ver los resultados.
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