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¿Es una buena idea hacer un MBA?
Todos los años, en todo el mundo, jóvenes estudiantes invierten en programas de maestría en administración de empresas (MBA) con la finalidad de mejorar sus posibilidades de acceder a empleos donde puedan ganar más y desarrollarse profesionalmente mejor. El tamaño de la inversión no es baja. En Estados Unidos, el costo promedio es de US$100,000 para un programa de dos años a tiempo completo. Esta cifra, por supuesto, se puede elevar hasta el doble dependiendo de la escuela de negocios que se esté considerando y no toma en cuenta el costo de oportunidad, es decir, el sueldo que dejan de recibir los profesionales para dedicarse a estudiar.
En los últimos 4 años, la demanda por MBA en Estados Unidos parece haber comenzado a desacelerarse:
Según, la AACSB International, las aplicaciones a dichos programas se redujeron en 14% entre 2010 y 2014. El número de personas que tomó el examen GMAT, requisito indispensable para postular a un MBA, se redujo en más de 30% en este mismo lapso (de 127 mil en 2010 a 87 mil en 2014).A diferencia de lo que está ocurriendo para los programas de leyes, cuyos egresados están teniendo problemas para conseguir empleos, en el caso de los MBA la caída en el número de aplicaciones no se debería a que los egresados no puedan conseguir empleo. De hecho, la demanda de egresados de programas de MBA se mantiene relativamente sólida. Además de cumplir con la promesa del empleo, los programas de MBA parecen seguir cumpliendo dos de sus más importantes promesas:
La primera tiene que ver con el mayor salario. De hecho, según un estudio reciente realizado por el Financial Times, los egresados de un programa de MBA obtienen incrementos de ingreso importantes tres años después de haber concluido el programa. Es importante señalar que los mayores incrementos son recibidos por aquellos que iniciaron el MBA más jóvenes. La segunda tiene que ver con una mejor red de contactos. Los ex-alumnos de los programas de MBA suelen ser bastante receptivos y colaboradores con los estudiantes o egresados de generaciones posteriores y esto puede terminar siendo extremadamente útil como red de contactos pues los programas de MBA más reconocidos tienen alumnos de todo el mundo que terminan trabajando en prácticamente todas las industrias.¿Qué es lo que ocurre entonces? Lo que estaría ocurriendo es que los profesionales cada vez estarían analizando con más detalle la oferta de valor real de cada programa de MBA y esto los estaría llevando a retrasar o reconsiderar del todo su postulación. ¿Es el incremento del ingreso promedio aplicable al mercado donde yo trabajo? ¿Vale tanto la red de contactos? ¿Existen maneras alternativas de conseguir un incremento de ingreso similar y una red de contactos igual de buena sin realizar una inversión tan grande? Estos son algunas de las preguntas que se hacen cada vez más frecuentemente los potenciales aplicantes a dichos programas.
Si bien no está del todo claro si la reducción en el número de aplicaciones se sostendrá en el tiempo, lo que si es cierto es que las características principales de los programas de MBA tradicionales (2 años a tiempo completo) han cambiado muy poco desde que se comenzaron a dictar por primera vez en Estados Unidos en 1900. Si el mercado está dando, a través de las menores aplicaciones, una señal a las escuelas de negocios respecto de la necesidad de reinventar sus programas de MBA para adaptarse a los nuevos tiempos, quizás valdría la pena escucharlo. En el siguiente video podrán apreciar las reflexiones que sobre este tema hace Matthew Slaughter quien a partir de julio próximo será el nuevo Decano de la escuela de negocios Tuck en Dartmouth.
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