NÚMEROS
La redefinición de la palabra "recesión"
Brasil entró en recesión este 2015, debido a que su PBI (producto bruto interno) se contrajo 1.9% en abril y junio, respecto al primer trimestre del año, cuando también retrocedió, según cifras del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Entre las razones que explican esta contracción destacan el ajuste fiscal, la caída de los precios de las materias primas, la corrupción y la crisis política. En ese proceso, Argentina, su socio comercial es el que quedó más expuesto.
Algo similar está ocurriendo en estos momentos en Japón, que no se ha salvado de la turbulencia económica mundial y está en recesión. El país sufre deflación (caída de precios) y el Abenomics (plan económico del primer ministro Abe) que buscaba incrementar productividad y competitividad, a través de una combinación de reformas estructurales, estímulos fiscales, y el programa de flexibilización cuantitativa que es el aumento de la base monetaria, ha fracasado. La depreciación del yen en más de 30% ante el dólar no ha dinamizado el comercio exterior. La producción industrial de autos, maquinaria y electrónicos se ha desplomado y el nivel de consumo de las familias no ha logrado impulsar la demanda interna.
Claramente, en ambos casos, si se aplica la regla del Fondo Monetario Internacional, los dos países han sufrido dos trimestres consecutivos de caída, por lo que ambos están en recesión.
Esta circunstancia que tiene un impacto directo en la calificación de la deuda soberana de los países podría no estar reflejando el verdadero origen detrás de esos indicadores que, en el caso de Japón, todo apunta a que también tiene que ver con un problema de edad de su población que se refleja en el potencial de crecimiento.
Cuando un problema estructural como este ocurre, las cifras de crecimiento que determinan la condición de estar o no en recesión pierden relevancia porque las tasas de crecimiento de esas economías son super reducidas y más bien de lo que se trata es de una tendencia de crecimiento a bajas tasas.
Por eso, ahora algunos economistas han planteado que se revise la metodología para calificar una economía en recesión, para que los indicadores recojan lo que efectivamente está pasando y estas calificaciones no terminen por afectar a los países, y más bien permitan compararlos mejor.
Las proyecciones de crecimiento del Fondo Monetario Internacional muestran que a nivel mundial se ha reducido el nivel de crecimiento de las economías y es necesario saber interpretar si eso obedece a que hay una verdadera contracción o al hecho de que simplemente hay una nueva tendencia de crecimiento a tasas cada vez más bajas.
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