HISTORIAS
Las mujeres del espacio
Se ha hablado extensamente, tanto en este medio como en otros, sobre la lucha de las mujeres por el derecho al voto y a la libre decisión sobre su sexualidad, entre otros aspectos. Sin embargo, poco se sabe de los obstáculos que tuvieron que enfrentar para ser aceptadas en profesiones históricamente consideradas masculinas.
Llegar al espacio fue uno de los sueños más grandes de la humanidad por siglos. Pero cuando se logró desarrollar la tecnología necesaria para hacer esto posible, las mujeres fueron excluidas de este sueño. Por muchos años, la ciencia espacial fue campo restringido para los hombres, en todos los sentidos. Mientras que ellos trazaban cursos de navegación, diseñaban naves y viajaban al espacio, ellas eran excluidas de estas labores por considerarse que no contaban con las cualidades físicas ni mentales para cumplir con el trabajo. Sin embargo, tal como afirma The Atlantic en su artículo “Why women weren’t allowed to be astronauts”, las evidencias actuales demuestran todo lo contrario.
Cuando Rusia y Estados Unidos, los dos grandes bloques políticos de la época, empezaron la batalla por conquistar el espacio, la cuestión sobre la participación de la mujer en los programas espaciales resultaba completamente obvia para la mayoría: ellas no podían ni debían viajar al espacio. La mujer era considerada débil y delicada, por lo cual debía permanecer en la seguridad de su hogar mientras el hombre exploraba y conquistaba la galaxia.
No obstante, para Randolph Lovelace, médico encargado de las pruebas físicas que se les practicaban a los astronautas en la NASA para cerciorarse de que resistieran la vida en el espacio, la presencia de la mujer fuera de la Tierra sería de gran valor. Lovelace examinó a 19 féminas y las sometió a los mismos procedimientos con los que se evaluaban a los astronautas. Para sorpresa de muchos, trece de ellas pasaron las pruebas exitosamente (un promedio superior al de los hombres ya que de cada 32 de ellos, solo 18 fueron aprobados). Lamentablemente, Lovelace no tenían en mente un futuro profesional como astronautas para las mujeres. En cambio, consideraba que, a largo plazo, se necesitarían secretarias, asistentes de laboratorio y operadoras telefónicas y que las mujeres podrían cubrir esos rubros.
Aquellos que se oponían a que las mujeres fueran astronautas afirmaban que factores biológicos exclusivos de las féminas, como la menstruación, impedirían que estas realizaran la labor con la misma eficiencia que los hombres. Sin embargo, la experiencia a demostrado que esto no es cierto. No fue hasta 1983 que la primera mujer, Sally Ride, llegó al espacio que el mundo fue testigo de que ellas eran tan capaces como ellos.
Recientemente, Lego anunció el próximo lanzamiento de un set protagonizado por figuras femeninas de la NASA, mujeres cuya labor ha hecho historia en muchos sentidos, tal como se informó en el artículo “Lego reconoce a científicas de la NASA”. Esta es tan solo una pequeña muestra del reconocimiento que merecen estas mujeres, entre ellas Ride, y todas aquellas que han seguido sus pasos por demostrar que el sexo no determina cuán capaz se es para una labor profesional y otra.
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