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El sueño y la edad del cerebro
Si uno se pone a hablar con sus abuelos o con sus padres, descubrirá que en ambos casos sus horas de sueño han disminuido con el paso del tiempo. Asimismo, cuando uno crece siente una menor necesidad de descansar por una mayor cantidad de horas. A lo largo de los años, los médicos han afirmado que es una cuestión natural y que, cuando uno envejece, puede darse el lujo de dormir menos.
El problema con esta afirmación es que no explica por qué los ancianos se quedan dormidos en cualquier momento, además de sentirse cansados gran parte del día. El artículo de Quartz, titulado “Old brains need as much sleep as young brains, but they’re worse at getting it”, afirma que los ancianos duermen menos no porque quieran, sino porque su cerebro ya no tiene la misma capacidad de mantener el sueño.
Contrario a lo que se ha pensado durante años, no solo los jóvenes y niños deberían dormir entre 7 y 9 horas diariamente, sino todos. Sin embargo, como se mencionó anteriormente, cuando uno envejece, el cerebro pierde la capacidad de mantener el sueño, lo cual no significa que los ancianos deban dormir menos. Este tema fue explorado por el estudio titulado “Sleep and Human Aging”, y publicado en Cell.
Matthew Walker, psicoanalista en Berkeley y autor principal del estudio, afirma que el caso puede ser explicado fácilmente si se compara con una antena que ya no funciona como debería: “la señal está ahí, pero la antena no puede captarla.”.
Walker y sus colegas estudiaron la información disponible y encontraron que los problemas de sueño de los ancianos tienen dos motivos principales: en primer lugar, el sueño sin movimientos oculares rápidos (aquel en el que el cerebro se dedica a guardar memorias) no sucede como debería cuando uno envejece. Esto se debe a que las neuronas que deben enviar señales indicando el inicio de este ciclo del sueño empeoran con la edad. En segundo lugar, los autores del estudio encontraron que la culpa es también de otro tipo de neuronas, las cuales están encargadas de producir químicos para que la persona se duerma (galanina), y se levante (orexina). La carencia de ambas hace que a los ancianos les cueste mantenerse despiertos durante el día, además de afectar su capacidad para quedarse dormidos.
Este descubrimiento podría inspirar a la medicina, ya que no existen muchos medicamentos que se encarguen de solucionar esto. Combatir esto podría dotar a los ancianos de más energía durante el día, y ayudarlos a dormir de noche.
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