IDEAS
El fracaso y el aprendizaje
Quienes son padres coincidirán conmigo que es uno de los desafíos más difíciles que una persona puede enfrentar, sobre todo, porque nuestras reacciones sobre las cosas que les ocurren son determinantes para su proceso de aprendizaje.
Si los padres condenan cualquier error, los niños creerán que no es posible mejorar su inteligencia con trabajo y estudio. Así que hay que tener mucho cuidado sobre la forma en que reaccionamos cuando pierden un partido en algún deporte, cuando obtienen bajas calificaciones, entre otros.
Precisamente, de eso trata un nuevo estudio de investigadores de la Universidad de Stanford, denominado What Predicts Children’s Fixed and Growth Intelligence Mind-Sets? Not Their Parents’ Views of Intelligence but Their Parents’ Views of Failure, que señala que la percepción que tienen los padres sobre si la inteligencia es fija o maleable, influyen en su motivación para el aprendizaje. De acuerdo a esta investigación, los padres tienen un efecto poderoso en la infancia para enviar mensajes sobre el fracaso.
La investigación implicó la realización de cuatro estudios.
El primero encontró que los padres pueden ver el fracaso como una debilidad y no como una oportunidad de mejora, tienden a criar hijos que creen que la inteligencia es fija, lo que los vuelve niños más preocupados en sus resultados de desempeño, antes que en su aprendizaje.
El segundo profundizó sobre las bondades de esas formas de pensar. Para ello, se planteó a un grupo de padres qué hacen cuando un niño llega a casa con una nota baja. Los padres que veían el fracaso como algo negativo se dedicaron a consolar a sus hijos porque no son tan buenos como los demás. Sin embargo, los padres que creen que el fracaso es una oportunidad, ayudaron a sus hijos a corregir la prueba, estudiar aquello que no aprendieron, entre otros.
El tercero encontró que los niños sí pueden percibir con precisión lo que piensan los padres sobre el fracaso, pero lo tienen menos claro sobre la inteligencia
Por su parte, el cuarto mostró un efecto causal de padres que no ven el fracaso como una oportunidad e hijos que no aprenden a superar los fracasos y terminan por creer que la inteligencia es fija y no maleable.
De alguna manera, lo que nos plantean los investigadores es que en la medida que los niños vean sus habilidades como algo maleable, sobre lo que el trabajo constante puede influir, tendrán una manera más constructiva de enfrentar los obstáculos.
El estudio recomienda tener mucho cuidado en lo que dicen nuestros gestos o palabras cuando reaccionamos frente a una situación delante de nuestros hijos.
La idea es que esas reacciones no les hagan pensar que son malos en algo y no podrán mejorar. En eso es fundamental la forma en que los padres perciben a la inteligencia. Lo mejor frente a un fracaso es mostrar a los hijos las oportunidades que hay para aprender.
Así que será bueno tomar nota, para no influir negativamente en su crecimiento.
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