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La revolución cultural detrás de los "cholets" bolivianos

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Desde 2005, se han construido unos 100 cholets en El Alto, La Paz Bolivia.
01 de marzo de 2019
Red star
Por qué es importante
El primer nivel de los cholets es dedicado para puestos de venta que alquilan a distintas empresas, el segundo y tercer piso se dedican para espacios de fiesta y en los pisos superiores están las viviendas.

Quienes han viajado a La Paz, Bolivia, recientemente, reconocen un cambio en el paisaje de la zona de El Alto, porque es imposible que pasen desapercibidas, las voluminosas y características edificaciones que se han construido en esta zona y que son denominadas los “cholets”, en lugar de “chalets”.

Se trata de una suerte de monumentos al trabajo y el éxito alcanzado por emprendedores aymaras asentados de forma mayoritaria en esa zona de la capital del país andino, cuyo valor fluctúa entre USD 200 mil o USD 500 mil. Los aymaras son uno de los dos grupos indígenas de Bolivia.

Estas edificaciones no han pasado desapercibidas y un reciente artículo publicado en el portal Quartz, titulado, Bolivia’s most Instagrammable houses showcase indigenous peoples’ reclaimed power, da cuenta de que reflejan una revolución cultural en este país andino.

El responsable de la mayoría de estas coloridas creaciones arquitectónicas populares es  Freddy Mamani, quien ha construido unas 100 con este mismo estilo y color desde 2005. Desde su perspectiva, las construcciones son futurísticas, pero también en cierto modo reivindicativas de una cultura que antes fue oprimida.

Hasta el apodo que les han puesto es un reflejo de estas revolucionarias edificaciones conocidas como “cholets”, de forma similar a los “chalets” pero cambiada para hacer referencia a los choclos, forma coloquial con la que se distingue a indígenas de forma despectiva.

Además de los colores de las fachadas que reivindican a las vestimentas típicas y los vidrios de espejo, en su interior, las edificaciones tienen muchas cornisas y accesorios, además de luces de neón. Y esto tiene que ver con el hecho que sus dueños quieren que les rindan financieramente. Para lograrlo, el primer nivel es dedicado para puestos de venta que alquilan a distintas empresas, el segundo y tercer piso se dedican para espacios de fiesta y en los pisos superiores están las viviendas.

Los dueños de estas edificaciones reconocen en sus propiedades el fruto de su esfuerzo porque los aymaras son asociados con mucho trabajo y gran capacidad de hacer negocio. Eso también está detrás del diseño de los inmuebles. Cuando se organiza una fiesta, todo el mundo trabaja, desde los hijos hasta los padres.                       

Sin embargo, Mamani no ha logrado que sus colegas respeten su trabajo y hay voces que señalan que las críticas tienen un componente racista porque este tipo de edificaciones pertenecen a familias aymaras. Para estos, las edificaciones son una forma de decirle al mundo que existen y que han logrado ser exitosos, pero salvaguardando su identidad, por lo que las construyen en El Alto y no en otros barrios modernos de la ciudad.