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¿Es posible hablar de recuperación en América Latina?
¿Es posible hablar de recuperación en América Latina?
El FMI prevé que Latinoamérica registrará un retroceso económico equivalente a lo sucedido luego de la crisis del 29. Antes de la llegada del COVID-19, el crecimiento esperado para esta región era del 1.8%. Sin embargo, actualmente se proyecta una caída del 5.2% del PBI en el año.
Se trata de una caída significativa, pero hay quienes empiezan a hablar de perspectivas pos-covid en el 2021 que podrían no ser del todo negativas.
Los factores que explican la caída
Según la (BBC, 2020), hay tres razones que explican la caída: (i) Los efectos económicos propios de una pandemia, sin embargo, a diferencia de otras crisis financieras, estos suelen ser por periodos menos prolongados. (ii) El segundo motivo está relacionado con razones intrínsecas a la dinámica económica de la región como la dependencia del precio de las materias primas, el turismo y la relación con China. Ejemplo de esto es la caída del precio del petróleo que ha puesto en una situación complicada a países como Venezuela, Ecuador, México, Colombia, Brasil y Argentina, de la misma manera la caída del precio del cobre que ha puesto en esta misma situación a Chile y Perú; y, (iii) por último la caída de la demanda de China ha terminado por complicar la situación de la región.
A esto hay que sumar las debilidades propias de la región como el descontento social, la corrupción y la ineficiencia en la administración pública que han acrecentado de alguna manera los efectos de la pandemia.
¿Cómo hablar de una recuperación?
La experiencia demuestra que la recuperación tras una pandemia es más rápida, muestra de ello fue el crecimiento de turistas internacionales luego de la epidemia del SARS en Asia. Además, las medidas tomadas por parte de los bancos centrales y los gobiernos contribuirán a acelerar el proceso.
Finalmente, para favorecer esta recuperación hay que reformar las instituciones para crear un clima de mayor estabilidad, diversificar la economía para evitar dependencia de algunos productos, invertir en capital humano; y, por último, fortalecer una política fiscal prudente para tener reservas fiscales cuando amenace la recesión. (BBC, 2020)
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