The Body Shop: cuando las luces se apagan

Si alguna vez tuvo la oportunidad de entrar a una tienda The Body Shop, coincidirá con nosotros en que el concepto y los productos eran estupendo. ¿Cómo podía fracasar un modelo de negocio basado en la lucha contra el testeo de cosméticos en animales, y que promovía la producción de productos naturales y éticamente amigables con decenas de comunidades a nivel mundial?.
Sin embargo, desde que fue comprado por L’Oreal, el gigante de cosméticos francés, poco antes de la muerte de Anita Roddick en 2006, el negocio no pudo terminar de reestructurarse y ha tenido tres propietarios desde entonces. 
The Body Shop está cerrando sus tiendas en Europa, empezando por Alemania y seguirá Bélgica, como parte del plan de Aurelius, una empresa reestructuradora alemana, que compró The Body Shop el año pasado.
Se ha sabido, según una extensa y fundamentada nota de The Guardian, titulada The Body Shop starts European shutdown putting German and Belgian Jobs at risk, que la mayoría de las operaciones de The Body Shop fueron vendidas el último mes a un comprador no identificado por Aurelius, el cual aparentemente sería Alma24. Esta compañía está controlada por Friedrich Trautwein, un ejecutivo con vínculos cercados a Aurelius que ahora tiene el control en Japón e Irlanda.
Si bien las decisiones de Aurelius son inobjetables, en el marco de un proceso de insolvencia, los trabajadores de la empresa reclaman la forma en que se están ejecutando las decisiones, cuando se trata de personas que llevan colaborando con The Body Shop por más de 30 años. Además, aún hay incertidumbre sobre lo que ocurrirá con las tiendas en España, Francia y Suecia.
Es triste cuando un negocio con tanta proyección y que tiene un buen concepto no pueda continuar en el mercado, sobre todo cuando fueron pioneros en la cosmética natural.