PERSONAS
El porqué los expresidentes deben jubilarse
En una reciente aparición, el hijo del expresidente peruano, Alan García Pérez, defendió a su padre de las acusaciones de corrupción por los narcoindultos y señaló que este nunca se jubilará de la política. Dependiendo de tus simpatías políticas, este anuncio, que a juzgar por los hechos de novedad no tiene nada, puede ser una buena o mala noticia.
El expresidente García no es el único que quiere regresar al poder. También lo desea hacer el expresidente Toledo, también lo busca hacer la ex primera dama Fujimori y, lo más probable, es que en algunos años lo intenté hacer algún miembro de la actual pareja presidencial.
Sin embargo, este afán por perpetuarse en el poder, que fue la misma que arruinó al expresidente Fujimori, no es un rasgo característico de los peruanos sino que es un elemento muy común en los políticos latinoamericanos, tal como lo señaló recientemente el semanario inglés The Economist. Por ejemplo, destacan los casos de Álvaro Uribe en Colombia, Ricardo Lagos en Chile o el propio Lula da Silva en Brasil. También están quienes apuestan a mantenerse vigentes políticamente desde un lugar en el Parlamento, como ocurre con el propio Uribe; o, hasta en otros subniveles de gobierno de sus países.
Lo contradictorio de esta conducta de quienes fueron líderes de los partidos que los llevaron al poder es que muchos de estos hacen agua desde diversos frentes, mientras sus líderes solo están preocupados por sus agendas personales incentivados por distintos factores.
¿Qué hay detrás de algunos de estos intentos de los políticos tradicionales por permanecer en el poder?
- Lograr llegar nuevamente al poder por lo que este representa.
- Mantener vigencia en la política con una cuota de influencia en la toma de decisiones.
- Sostener buen nivel de recordación porque eso ayuda a capitalizar la condición de exmandatario con Conferencias, Cátedras y libros.
- Buscar la inmunidad legal que otorga el máximo cargo de la nación para eludir la acción de la justicia por acusaciones de corrupción.
Lo malo de cualquiera de esas motivaciones detrás de los casos de quienes buscan un nuevo periodo de gobierno es que terminan relegando a los cuadros jóvenes de sus partidos que encuentran dificultades para abrirse paso en la maraña política donde predominan esta suerte de ¨cacicazgos ¨.
Como cualquier ciudadano, estos líderes políticos tienen el derecho de intentarlo. Sin embargo, son finalmente los ciudadanos quienes decidimos si ya llegó la hora de jubilarlos o no. Para las próximas elecciones, vale la pena que nos planteemos si es una buena opción repetir la apuesta por un equipo cuyas ideas y capacidad de gestión ya conocemos, o si vale la pena apostar por candidatos que puedan innovar en la manera de gobernar en el país. Sea cuál sea el veredicto popular, lo importante es que como sociedad mantengamos nuestras expectativas bajo control y no esperemos resultados distintos si seguimos haciendo lo mismo. O votando por los mismos.
Publicar un comentario