El éxito de Steve Jobs según la ciencia de las redes

Se suele intentar explicar el éxito de Steve Jobs, el mítico cofundador de Apple, a través de una serie de características suyas, tales como su atención a los detalles y a una serie de políticas suyas como atraer talento de clase mundial (como aquella ocasión en que reclutó a John Sculley, de Pepsi). Para los expertos en la ciencia de las redes (network science), existe una manera en la que todos nosotros podemos tratar de replicar el éxito de Jobs: evitando quedarnos atrapados en redes cerradas. 

Muchas personas tienden a permanecer a lo largo de su carrera en redes de contactos cerradas. Esto implica interactuar siempre con el mismo grupo de personas que ya conocen, con las que comparten la forma de ver el mundo, incluyendo diversos temas desde convicciones hasta el conocimiento de una industria. En nuestro país, esta tendencia es reforzada por las empresas que exigen ejecutivos con experiencia específica en determinada industria y no suelen valorar experiencia multidisciplinaria en sus procesos de reclutamiento.

Es fácil ver porqué esta posición es tan cómoda. En una red cerrada como la descrita, los miembros conocen de antemano todas las convenciones, se genera confianza y el grupo converge hacia la misma visión, por lo que es más fácil hacer las cosas y obtener resultados. Sin embargo, un subproducto de este proceso de generación de redes cerradas es la aparición de grupos con visiones diferentes y muchas veces opuestas. Esto explica una serie de fenómenos como los conflictos sociales.

En contraste, una red abierta está compuesta por un conjunto de clústeres de redes relacionadas entre sí. De acuerdo con un artículo en Medium, la ciencia de las redes ha demostrado que una gran red abierta brinda un mejor desempeño relativo (en términos de compensaciones, evaluaciones y promociones) que una pequeña red cerrada. Desde el punto de vista profesional, el mejor lugar en el que podría estar ubicada una persona es como vínculo entre los clústeres que componen la red abierta. No cabe duda que funcionar como nexo entre grupos confiere una posición privilegiada con respecto a la gestión del flujo de información.

Desde luego, el pertenecer a una red abierta no es sencillo. Una red abierta presenta una serie de desafíos para aquel que se quiere iniciar en una. Iniciarse en nuevas experiencias puede hacer que la persona se sienta como un extraño entre el nuevo grupo de personas, incomprendido y hasta rechazado. Asimismo, requiere realizar el esfuerzo de interiorizar nuevas perspectivas diferentes y que pueden ser hasta contrapuestas con la de uno mismo. Sin embargo, además de estos desafíos, una red abierta brinda grandes oportunidades en cuanto a desarrollar nuevas relaciones, adquirir nuevas experiencias y conocimientos que no estaban disponibles en la red cerrada.

En el caso de Steve Jobs, dos características suyas ayudan a demostrar el poder que confiere pertenecer a una red abierta: su gran capacidad para concentrarse y su insaciable curiosidad. Ambas parecen opuestas, pero la sinergia de las mismas produjo el resultado que todos conocemos: la insaciable curiosidad de Steve Jobs lo expuso a diferentes experiencias, las cuales supo aprovechar gracias a su gran capacidad para concentrarse.

Steve Jobs supo capitalizar sus experiencias en diferentes sectores, asumiendo el reto de convertirse en el nexo entre los clústeres. No tuvo miedo de identificar talento en sectores tan diferentes al tecnológico y de incorporar en su modelo de negocio elementos impensables hasta ese entonces como la tipografía y la estética budista. El ejemplo de Jobs debe inspirar a las empresas y trabajadores peruanos para que aprecien el poder de la experiencia multidisciplinaria como elemento facilitador de la innovación y la competitividad.