HISTORIAS
Unión Europea dividida por transgénicos
Esta semana, los legisladores del Parlamento Europeo rechazaron por 557 votos contra 75 a favor y 38 abstenciones, la norma que permitía que los Estados decidan por sí mismos si permiten o no la importación de Organismos Genéticamente Modificados (OGM), aun cuando estos estuvieran aprobados por la Unión Europea.
La decisión ha tenido dos tipos de reacciones:
- Los activistas verdes señalan que la norma propuesta por la Comisión habría facilitado las autorizaciones de transgénicos, con lo cual es bueno que no se haya aprobado.
- La industria de los transgénicos no quiere una propuesta parcial y señalan que la aprobación de la propuesta hubiera tenido efectos desfavorables en los suministros de proteínas de fuentes de OGM.
Es importante recordar que, actualmente, la Unión Europea ha autorizado 49 cultivos transgénicos, que incluyen maíces, semillas oleaginosas, soja y remolacha. Sin embargo, no todos los países los usan por temor a la fertilización cruzada con cultivos no modificados genéticamente. Además, los cultivos transgénicos y los alimentos pueden entrar en Europa como alimento, alimento para animales, o los biocombustibles, previa aprobación de los reguladores y debidamente etiquetados como tales.
Lo interesante de la discusión es que se dejó de lado el cuestionamiento a los OGM y el debate se centró en un tema más de principios: la racionalidad del mercado de la Unión Europea de 500 millones de personas, donde si se permite que unos rechacen el ingreso de OGM (incluso los aprobados dentro del territorio), se vulnerarían los principios básicos de la libre circulación de mercancías del mercado interior de la Unión.
Actualmente ya existen restricciones a la circulación de los OGM pero basadas en la seguridad de los productos, por lo que añadir limitaciones ajenas a estas, aumentaría los riesgos comerciales para los operadores e incrementaría los costos y las interrupciones comerciales arbitrarias. Además, se tendrían que implementar controles fronterizos, lo cual violaría el acuerdo de Schenguen sobre fronteras abiertas y el principio fundamental de la libertad de circulación de personas y mercancías.
La discusión de la norma ha puesto en evidencia, que así como en otros temas, Europa está dividida sobre la conveniencia del cultivo, venta y uso de OGM. Como se sabe, actualmente, algunos países permiten el cultivo de transgénicos y otros no, gracias a una decisión de 2010 que permite que los Estados tomen decisiones al respecto en todo o parte de su territorio. Por ejemplo, actualmente Reino Unido prohíbe producción en Escocia, Gales e Irlanda del Norte, mientras que en Inglaterra se permiten los cultivos OGM.
Ahora, el Comisario Europeo de Salud y Seguridad de los alimentos Vitenis Andriukaitis ha dicho que la Comisión Europea no va a retirar la propuesta legislativa, y, entonces, lo que corresponde es que se discuta por los ministros de la UE.
Publicar un comentario