Industria farmacéutica: ¿por qué no hay una versión genérica de la insulina?

Si Usted es diabético o tiene un familiar que lo es y que debe aplicarse insulina diariamente, sabe lo importante que sería que existiera una versión genérica de la insulina como las hay de otros medicamentos. La respuesta está en un estudio denominado “Why Is There No Generic Insulin? Historical Origins of a Modern Problem”, publicado en el New England Journal of Medicine, en el cual se denuncia que esto no ha sido posible hasta ahora porque las compañías farmacéuticas siempre hacen mejoras incrementales que les han permitido mantener a la insulina protegida por patentes desde 1923.

Según las cifras que se recogen en el estudio, hoy en día hay 21 millones de personas que viven con diabetes solo en los Estados Unidos y solo 6 millones de ellas toman la insulina, la cual solo está disponible en medicamentos de marca, lo cual implica un gasto para un paciente sin seguro que va de US$ 120 a US$400 por mes que si no puede ser asumido, genera consecuencias dramáticas para el tratamiento de la enfermedad. Imagínense lo que pasa en el resto del mundo.

Es verdad que la versión creada inicialmente en 1921 no es la misma de ahora. A la insulina se le han introducido mejoras que ahora permiten prolongar su acción sin incluir protamina ni extractos de tejido animal, o que brindan mejoras de seguridad. Hoy en día se produce insulina humana a través de tecnología recombinante y con sustitución de aminoácidos se ha logrado asegurar una absorción más rápida pero al mismo tiempo de acción más prolongada.

Como consecuencia de ello las empresas farmacéuticas han repatentado durante todo este tiempo la patente inicial que se otorgó en 1923 a la Universidad de Toronto con el fin de prolongar la vida de un producto después de la expiración de la patente.

Las primeras versiones a la insulina con patentes vencidas no generó un mercado de genéricos y las empresas farmacéuticas retiraban inmediatamente del mercado la versión anterior que no tenía las mejoras incrementales.

El año pasado expiraron las patentes sobre la primera insulina sintética, pero ahora el estándar es la Insulina Biotech, que por su formulación es más difícil de copiar, que costará más hacerlas y sobre cuyas nuevas versiones debe pronunciarse la agencia norteamericana de medicamentos-FDA.