¿Son siempre buenas las reformas estructurales?

06 de abril de 2015
  • Las reformas estructurales tienden a hacer las economías más eficientes, a través de un ajuste a la baja de los precios de los factores de producción y/o bienes y servicios.
  • Sin embargo, cuando las tasas de interés de referencia están en niveles cercanos a cero, las reformas estructurales pueden deprimir a la economía.
  • En este contexto, para reactivar la economía el único camino viable es el impulso fiscal.

Foto: http://rendiciondecuentas.org.mx

Las “reformas estructurales” forman parte del credo económico nacional. Generalmente, cuando se habla de “reformas estructurales”, de lo que se habla en realidad es de leyes que promueven la competencia; o que flexibilizan el mercado laboral para hacer más fácil contratar o despedir trabajadores, al mismo tiempo que se neutraliza el poder e influencia de los sindicatos. Teóricamente, estas medidas mejoran la productividad de la economía. El canal principal a través del cual operan los efectos de las reformas estructurales sobre la economía es el de los precios: cuando uno introduce más competencia en una industria, los precios caen; si se flexibiliza el mercado laboral, en promedio los salarios también caen. Si esto ocurre, la economía es más productiva, qué duda cabe. Sin embargo, ocurre algo más, estas reformas bajan la tasa de inflación.

En circunstancias normales, esto no genera ningún problema. Cuando la inflación cae, el Banco Central siempre puede utilizar la tasa de interés de referencia para incentivar la inversión y así impulsar el crecimiento económico sin generar inflación. ¿Cómo?. Bajando la tasa de interés.

El problema surge cuando las perspectivas de crecimiento son pobres y las tasas de interés de referencia ya están cercanas a cero; o dicho de otro modo, cuando el ahorro no consigue la rentabilidad necesaria para financiar la inversión privada y generar crecimiento económico. En un contexto así, las reformas estructurales agravan la recesión en el corto plazo, a pesar de tener efectos beneficiosos indudables en el largo plazo. Esta es la situación en la que hoy se encuentran Europa y Japón.

Este tema viene siendo materia de una interesante discusión entre dos pesos pesados de la economía mundial: el ex Secretario del Tesoro de EEUU, Larry Summers y el ex Presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke

¿Qué se puede hacer en un contexto así? Los expertos de la Comisión Europea sostienen que no hay ningún problema en anunciar las reformas estructurales hoy, siempre y cuando no se ejecuten hasta que la situación de fragilidad económica haya pasado. Summers, por su parte, aconseja no dejar pasar la oportunidad para revertir esta situación que considera se trata de un “estancamiento secular”, con un fuerte impulso fiscal que se destine a mejoras de infraestructura. En cualquier caso, las experiencias japonesas y europea son muy buenos ejemplos que demuestran la importancia de analizar primero el contexto de una realidad antes de lanzar automáticamente una prescripción de política económica.



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