Manaos y ZofraTacna: mismo instrumento, diferentes resultados

11 de febrero de 2013

En el corazón del Amazonas funciona uno de los más importantes parques fabriles de América Latina: el Polo Industrial de Manaos. La ciudad que lo alberga, Manaos, capital del Estado de Amazonas en Brasil, ha sido protagonista de importantes cambios en las últimas décadas, a partir de la creación de la Zona Franca de Manaus en 1957.

Desde entonces, su población ha pasado de apenas 175 mil habitantes a cerca de dos millones en la actualidad. Solo en la última década, el crecimiento promedio anual del PBI en Manaos fue de 9%, casi tres veces el crecimiento en Brasil. El Polo Industrial alberga al día de hoy cerca de 500 empresas, en su mayoría transnacionales, las que emplean a 120 mil personas de manera directa y a cerca de 400 mil de manera indirecta y se especializan en la producción de televisores, teléfonos celulares, motocicletas, entre otros. En 2011, la facturación de estas empresas superó los US$41 mil millones.

La Zona Franca fue implementada por el gobierno brasilero con el objetivo de promover el desarrollo económico de la Amazonía Occidental y fomentar su integración productiva y social con el resto del país, a la vez que aseguraba la soberanía de sus fronteras. Las industrias que operan ahí reciben una serie de incentivos tributarios como la exención de los impuestos de importación y exportación, un descuento parcial del Impuesto de Circulación de Mercaderías y Servicios (ICMS) y la exención por diez años del Impuesto sobre la Propiedad Predial (IPTU), la tasa de licencia para funcionamiento y de la tasa de servicios de limpieza y conservación pública. Como contrapartida, el gobierno exige una mayor participación de contenido local en las mercancías manufacturadas en la zona y la inversión de 5% de los ingresos en investigación y desarrollo.

Luego de más de 50 años desde su creación, puede afirmarse que se trata de un modelo de desarrollo exitoso, con efectos concretos en la mejora de la calidad de vida de su población y de la productividad de la economía a través del acceso a nuevas tecnologías. Los incentivos fiscales han tenido un impacto muy distinto a la experiencia peruana en ZOFRATACNA donde prácticamente los beneficios tributarios han terminado financiando a una sola industria–la de autos usados–que contamina y es responsables de la mayor cantidad de accidentes de tránsito en el país. Manaos, de cara al futuro, tiene el gran reto de reducir progresivamente los beneficios tributarios hasta eliminarlos, a partir de ganancias de productividad adicionales en su economía. Si consigue hacerlo, habrá cruzado el puente hacia el desarrollo y lo habrá derribado definitivamente.



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