Una industria más compleja
La capacidad productiva de un país se refleja en su oferta de bienes y servicios. A mayor valor agregado en los bienes y servicios, mayor es la complejidad económica, más sólidas son las industrias y más prósperas las familias de un país. Una economía moderna exporta una cantidad menor de productos agrícolas y minerales en bruto (en promedio, 6.5%) pues su producción se concentra en productos con mayor valor agregado. En Perú, en contraste, este tipo de exportación alcanza todavía un 51%. Debido a este hecho, Perú ocupa el puesto 89 de una lista de 128 países en el ranking de complejidad económica creado por Ricardo Haussman et al.
Resulta paradójico que Perú, siendo la economía más pujante de la región, ocupe el puesto 17 de 21 países de América Latina en términos de complejidad económica. Esto se puede deber a la dependencia a la misma fuente de recursos que hace 30 años y a su poco desarrollo manufacturero. En cambio, países como, Colombia, que saca ventaja del valor agregado de sus tejidos artesanales; y, México, donde el 22% de la manufactura es de alta tecnología, ya nos llevan ventaja.
La complejidad económica de un país tiene relación estrecha con el ingreso por habitante. Esto se ve reflejado en las economías con gran diversificación de industrias, cuya población se caracteriza por tener mejores remuneraciones salariales, mejor educación y en general una mejor calidad de vida. Si una economía se concentra en exportar productos en bruto los trabajadores locales no tendrán mayor campo laboral ni capacitación para adquirir más habilidades que le permitan generar valor agregado. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con la minería peruana: en 1995 el 30% del total de exportaciones provenía de recursos minerales y metálicos sin mayor valor agregado; en 2012 esta cifra ya ascendía a 60% del total actual, según Industrialización ¡ahora! de Proexpansión.
El Perú tiene muchas ventajas para consolidar una industria que produzca y exporte cada vez más valor agregado hacia el resto del mundo, entre ellos su biodiversidad: al tener insumos únicos, exóticos y escasos o inexistentes en otras latitudes. Para que esto ocurra, hacen falta políticas estatales que facilitan el acceso de la producción a los recursos necesarios e incentivos para atraer inversión extranjera con el know-how que todavía no existe en el país.