Un tenedor que puede cambiar el sabor de las comidas

10 de noviembre de 2014
  • Se trata del kit “Aroma R Evolution”.
  • El kit provisto de tenedor pretende engañar al cerebro mientras se está probando algo de comer.
  • Envolturas que pueden comerse.

Al momento de saborear no sólo utilizamos nuestro sentido del gusto sino también el del olfato. Gracias a que olemos la comida podemos saber qué es lo que estamos ingiriendo y si este es un sabor agradable o no.

Basados en esta premisa, un grupo de científicos ideó un tenedor que pudiera hacer creer a la gente que se está consumiendo algo distinto a lo que realmente se está probando. Este tenedor viene dentro del kit “Aroma R-Evolutions” que se trata de un conjunto de 4 tenedores con 21 esencias liquidas de sabores como el aceite de oliva, nueces, wasabi o maracuyá. La idea es colocar sólo unas gotitas en la base del tenedor antes de probar la comida elegida. Esta esencia despedirá el olor que se ha elegido dando sabor, supuestamente, a nuestra comida. De esta manera, al colocar unas gotitas de maracuyá o de alguna otra fruta, debería matizar la comida que realmente estamos probando con este sabor. Pero ¿funciona?

Muchas de las esencias, logran engañar a nuestro cerebro en efecto. Este es el caso del wasabi, de las nueces o del sabor ahumado. Sin embargo, el problema viene con las esencias de frutos tropicales, las cuales, según las pruebas hechas, emiten olores muy artificiales y lejanos a la realidad.

Según la psicóloga sensorial del Monell Chemical Senses en Philadelphia, Estados Unidos, Maria Pelchat, esto se debe a la composición química del olor en cada comida. En el caso de las frutas estas son tan variadas que hace muy difícil su réplica por lo que deviene en olores o sabores artificiales. Cuando olemos algo, respiramos los químicos responsables de la esencia a través de nuestras fosas nasales lo que se llama olfacción ortonasal. Este tipo de olfato tiene lugar al inhalar y nos permite detectar los olores de nuestro entorno. Sin embargo, hay otro tipo de olfato, que es el que permite saborear y a este se le llama olfacción retronasal, el cual se produce cuando ingerimos la comida y esta se presiona contra el paladar llevando al aire hacia la nariz. Esto es lo que finalmente produce la sensación del sabor.

Dado que ningún tenedor se introduce tan profundamente como para permitir esto, es que ninguno de estos sabores llega a engañar totalmente al cerebro, menos aún los que son muy artificiales, como el caso de las frutas.



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