Tintes de cabello: una industria que podría ser más innovadora

02 de enero de 2015
  • Una mujer que se tiñe el cabello desde los 25 años puede gastar US$ 36 mil a lo largo de su vida en tener su cabello de otro color.
  • Pocos saben el efecto que puede tener el tinte de cabello para la salud.

Por distintas razones, muchas mujeres tiñen su cabello. Algunas quieren ser rubias porque creen que estas tienen más suerte que las morenas, otras porque el negro original endurece sus facciones; o, simplemente porque hay que cubrir las canas tempranas o las canas de la experiencia.

Lo que pocas personas se han puesto a pensar es cuánto se invierte en colorear el cabello y menos aún los riesgos que implican para la salud teñirse toda la vida.

En términos económicos, una persona que se tiñe el cabello desde los 25 años, asumiendo que lo hace todos los meses de su vida hasta cumplir los 75 años, gastando en promedio unos US$ 60 por mes en la tarea, termina invirtiendo US$ 36 mil en ser rubia, peliroja o simplemente cubriendo a las impertinentes canas. Mejor no extienda ese análisis a lo que invierte en peluquería mensualmente porque terminará concluyendo que con ese presupuesto podría haber adquirido un activo importante que le sirva para su vejez. Tampoco intente calcular cuánto gastan en conjunto en teñirse el cabello todas las mujeres que lo hacen en el país: podría asustarse.

En términos de salud, la cara menos conocida del teñido de cabello tiene que ver con las alergias que los tintes provocan. Un artículo publicado en The Atlantic describe el tormento que tienen que pasar algunas mujeres que son alérgicas a los insumos de los tintes: desde tomar un antishistamínico antes del teñido hasta untarse una capa gruesa de crema también antihistamínica alrededor de la frente, oídos y cuello, antes de colocarse la capa de plástico para empezar la aplicación del tinte. De lo contrario, el resultado es un sarpullido generalizado por la zona, picazón, ardor de ojos y hasta la aparición de ampollas con pus por esas mismas partes del cuerpo.

Pero el artículo en The Atlantic también llama la atención sobre la poca innovación que se está observando en la industria de tintes donde se siguen usando los mismos compuestos químicos, y, lo que hay es mucha confianza en la capacidad de sacrificio que tienen las mujeres para aceptar los efectos que puede tener el teñido.

El principio científico no ha cambiado mucho desde que William Henry Perkin por casualidad sintetizó el primer tinte no natural y su profesor Hofman se dio cuenta que un medio de contraste que había derivado del alquitrán de hulla formó un color cuando se expuso al aire. La molécula responsable que habían logrado identificar era la para-fenilendiamina o PPD, que sigue siendo la base de la mayoría de los tintes para el cabello.

Entonces, lo único que queda es poner de moda el cabello negro natural, reivindicar a las canas como sinónimo de experiencia y autenticidad; o sufrir en silencio. Pero con todo lo que las mujeres invierten económicamente en esta industria, también se debería exigir que esta busque invertir más en investigación y desarrollo no solo para producir más colores sino para que sus productos sean cada vez más antialérgicos.



En un esfuerzo por incrementar la tasa de circularidad europea para 2030, la Unión Europea se prepara para aprobar la Ley de Economía Circular en 2026 que contempla énfasis en la industria textil.
Daniel Chong se instaló en Lavapiés en 2009 y actualmente tiene seis tiendas propias, cinco en Madrid y una en Barcelona, además de tener presencia en 195 puntos multimarca en España y ahora apunta a latinoamérica.
El Ministerio de Economía, Comercio y Empresa despaña ha prepublicado el reglamento de la Ley que obliga a los dueños de Vehículos Personales Ligeros (VPL) a contar con seguros de responsabilidad civil.