Adaptarse o morir: el lenguaje nuestro de cada día
- La Real Academia Española ha emprendido un proceso de adaptación a los tiempos del lenguaje castellano.
- Menos tildes, menos mayúsculas, menos formas de referirse a las letras, e inclusive menos letras.
- Desde el año pasado se han excluido del abecedario castellano los siguientes dígrafos: ch y ll.
Colaboración: Luciana Puente
La globalización abarca mucho más que competitividad, estándares y procesos productivos, métricas comunes, entre otras cosas. Las barreras idiomáticas muchas veces parecen quebrarse con la inclusión de extranjerismos que acortan las brechas entre los países. La velocidad de comunicación obliga a ser más simples, más abiertos, más flexibles.
La Real Academia Española (RAE) no es ajena a esto, y ha emprendido un proceso de adaptación a estos nuevos tiempos, con medidas que, hoy podrían significar una simplificación del idioma castellano para hacerlo más asequible. Menos tildes, menos mayúsculas, menos formas de referirse a las letras, inclusive menos letras. En 2014, excluyeron ya definitivamente los dígrafos “ch” y “LL” del abecedario, pero también se determinaron cambios como quitar la tilde a algunas palabras: solo (antes llevaba tilde cuando podía ser reemplazada por solamente), guion, truhan, fie, etc. Incluso si se coloca una “o” entre dos números, ahora se puede dejarla sin tilde. La letra ”y” ya no debe llamarse ”y griega” sino simplemente “ye” y la “v chica”, deberá referirse sólo (perdón, solo – sin tilde) como “uve”, así como la “w” no debe llamarse “v doble” sino “doble uve”.
Y aunque muchos correctores automáticos hoy no permitan escribir “exesposo” o “pronazi”, también desde el 2014 estas palabras deben ir juntas (salvo en casos en que el prefijo es seguido de dos palabras (“anti derechos humanos”).
Hoy los meses, días y estaciones, se escriben todos con minúsculas.
Felizmente, la noticia que circuló hace un tiempo sobre que la RAE había aceptado la palabra “haiga” se refería a que está registrada en el diccionario, pero referida a “automóvil grande y ostentoso” y no a una conjugación del verbo haber. Y a propósito de este verbo, ojalá esté muy lejos el tiempo en que “a ver” y “haber” no se distingan, al igual que “ay”, “allí” y “hay”.