HISTORIAS
El suicidio asistido en Canadá
En febrero del año pasado, el Tribunal Supremo de Canadá aprobó el derecho al suicidio asistido y estableció un plazo de 12 meses que están próximos a cumplirse para que las autoridades modifiquen la normativa que lo impedía, a la luz de las demandas de dos mujeres, Kathleen Cary y Gloria Taylor que sufrían enfermedades degenerativas, las cuales murieron antes que la Corte tomara una decisión. La primera en Suiza en una clínica que practica los suicidios asistidos y la segunda de una infección.
Los nueve jueces del Tribunal Supremo aprobaron que los médicos pueden ayudar a morir a pacientes en estado terminal, lo cual revirtió la decisión que la misma Corte tomó 22 años antes en 1993 en el caso de Sue Rodriguez, una mujer de 43 años de edad que padecía de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la enfermedad de Lou Gehrig, a quien a pesar de estar en estado terminal le negaron el derecho a suicidarse. Rodríguez igual se suicidó con la ayuda de un médico anónimo.
Los jueces explicaron en su dictamen que no están de acuerdo en que la formulación existencial del derecho a la vida requiere una absoluta prohibición a la muerte asistida o que los individuos no pueden renunciar a su derecho a la vida. Si eso fuese así, se crearía un deber de vivir más importante que un derecho a la vida y eso cuestionaría la legalidad de la decisión de continuar con nuevos tratamientos o la negativa de iniciarlos.
Ahora el gobierno tiene que legislar apresuradamente en función de lo que ordenó la Corte Suprema de Canadá, pero todo indica que difícilmente se llegará a un consenso porque el debate sobre el tema dividió a Canadá en los últimos 25 años. Por ello, es probable que se pida una suspensión de la vigencia de la norma.
Junto con Canadá la eutanasia activa o pasiva o el suicidio asistido son legales en Suiza, Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Albania; en cuatro estados de la Unión Americana y, hasta el 2010, en solo dos países de América Latina: Colombia y México.
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