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El almuerzo escolar de cara a la lucha contra la obesidad
Es sabido que Estados Unidos es uno de los países con mayor obesidad en el mundo. Uno de los grandes causantes de esto podría ser el almuerzo escolar.
Michael Moore, el controvertido director estadounidense, en su nuevo documental Where to Invade Next, compara lo que almuerza un niño en Estados Unidos con lo que almuerza uno en Normandía. En este último, a los niños se les sirve cordero, moluscos y queso y un chef gasta menos sirviendo estos platos de lo que se gasta por almuerzo en los colegios estadounidenses.
Hay cuatro factores que explican estas diferencias.
La conveniencia. Los colegios suelen utilizar comida procesada que puede ser preparada fácilmente o colocada facilmente en un microondas, a diferencia de los platos que requieren mayor preparación que se elaboran en Normandía.
Los recursos. El gobierno federal destina un poco más de USD 3 para el almuerzo de cada niño y cada distrito recibe una pequeña contribución de su estado; sin embargo, los distritos son los que normalmente tienen que pagar todo lo demás: electricidad, contabilidad, basura, entre otros. Esto los deja con poco dinero para comprar buena comida, en comparación con países como Francia, donde se destina el equivalente a USD 7 dólares almuerzo.
La infraestructura. Desde el 2009 el estado federal provee USD 200 millones para mejorar las cocinas; sin embargo, en el 2014 un estudio denominado States Need Updated School Kitchen Equipment mostró que se necesitaría más de USD 5 000 millones para mejorar su infraestructura. Sin una buena cocina es imposible cocinar buena comida, lo cual deja como alternativa comprar comida para el microondas.
La demanda. Un último aspecto tiene que ver con el público objetivo: los niños. Según una nota de Business Insider, la mayor fuente de ingreso de calorías en los niños de Estados Unidos proviene de postres a base de granos, pizza, gaseosa y bebidas rehidratantes. Un tercio de estos come comida chatarra todos los días y el 90% no comen suficientes vegetales. Además, en el colegio está permitido usar máquinas expendedoras, lo cual favorece el consumo de alimentos procesados con gran cantidad de calorías.
La confluencia de todos estos factores, determina que no sea tan sencillo intentar cambiar la pizza por comida más saludable, o poner más vegetales a los platos y dejar de comprar comida chatarra. No obstante, los padres pueden decidir dejar de comprar la comida que se oferta y optar por otras opciones. Cuando eso ocurre, el colegio pierde toda una fuente de ingresos.
Para los expertos, el problema es el sistema que está diseñado para que los niños no coman saludable y no necesariamente, las prohibiciones o restricciones funcionan por sí mismas.
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