La rotación de profesores como parte de la reforma educativa

Muchos de los que ya estamos fuera del colegio hace varios años, solemos preguntar en las reuniones de camaradería con los antiguos compañeros, qué fue de tal y cual profesor. Si bien la respuesta depende de si se trata de un colegio público o privado, la mayoría de las veces, se llega a la conclusión que el mencionado profesor sigue dictando el mismo curso, usando los mismos ejemplos y vistiendo sus mismos lentes de botella.

Eso ocurre porque no hay una política de rotación de profesores, a diferencia de lo que está sucediendo en países desarrollados como Estados Unidos, donde se ha encontrado que la rotación genera un valor positivo para el proceso educativo, aun cuando cueste USD 2200 millones cada año y los colegios con menos recursos terminen perjudicados en el proceso.

El profesor de la Universidad de Virginia James Wyckoff, autor del estudio “Teacher Turnover, Teacher Quality, and Student Achievement in DCPS” explicó que si bien muchas veces se cree que el efecto de rotar profesores es malo porque los alumnos ya se acostumbraron y familiarizaron con cierto estilo de enseñanza, en la práctica podría tener un efecto positivo en los alumnos.

Por ello, han impulsado un sistema denominado IMPACT que se está probando en distintas escuelas y que consiste en evaluar a los profesores de las instituciones educativas y que toma como referencia la opinión de los alumnos.

Los profesores pueden recibir tres tipos de calificaciones: “ineficientes”, “eficientes de forma mínima” y “muy eficientes”. Los primeros son retirados inmediatamente, a los que son calificados en el segundo grupo se les da un año para mejorar y a los últimos se les ofrece grandes bonificaciones y posibles aumentos de sueldo.

El estudio ha demostrado que el sistema no solo mejora exponencialmente la calidad de los profesores en la escuela, si no que la calidad de enseñanza mejora en general. Además de esto, los alumnos también presentan mejores resultados en el área de matemáticas y lectura.

La idea detrás de esta iniciativa es conservar a los mejores cuadros otorgándoles incentivos, y rotar a los que no aportan a la mejora educativa.

Sería interesante que se evalúe un mecanismo similar que estimule la mejora continua de los maestros para comunicar mejor los conocimientos y guiar de una manera más asertiva el proceso educativo en las aulas.

Un sistema como ese sería saludable tanto para el sector público como para el privado y podría complementar otros esfuerzos que realiza el estado para la mejora de la calidad educativa.