PERSONAS
Las causas del trabajo infantil
En un reciente artículo titulado How to stop children working?, la revista The Economist analiza las causas del trabajo infantil y no los síntomas de este.
Este tema no es ajeno a la realidad peruana. Una de las imágenes más crudas que tenemos en la memoria de Proexpansión es la de un niño pequeño de aspecto albino troceando carbón para ponerlo en sacos por los que les pagan S/ 5. Sin embargo, hay casos aún más dramáticos como aquellos que los llevan a prostituirse o a trabajar como esclavos.
Por eso es tan importante, que el año pasado los 187 países miembros de la OIT ratificaran la Convención Internacional contra el trabajo infantil. Sin embargo, poco antes de la pandemia se empezó a revertir la tendencia alcanzada entre 2000 y 2016 de reducir el número de niños que trabajan en fábricas, granjas o minas.
Se ha conocido que en los últimos cuatro años, hay unos 8 millones de niños más trabajando en el mundo (casi 151 millones) y unos 6.5 millones lo hacen en actividades peligrosas, principalmente en África subsahariana.
Ahora la OIT y la UNICEF están alertando que el golpe económico del COVID-19 puede empujar a casi 9 millones más de niños a trabajar para fines de 2022. Además, es probable que muchos no regresen a la escuela después de los cierres temporales.
Solo en Brasil, el Ministerio Público está demandando a Olam, una firma de comodities, de vender cacao que era cosechado por niños. Algo similar ha ocurrido en Costa de Marfil, donde sus jueces han encarcelado a decenas de personas por poner a trabajar a niños en las plantaciones de cacao. Y en Liberia, se está procesando a los padres que envían a los niños a trabajar.
Por el lado de la demanda, los países ricos están usando sus compras para prevenir el trabajo infantil. En 2019, EEUU, incautó importaciones de tabaco de Malawi porque parte de la cosecha fue realizada por niños.
El gran desafío es entender que en muchos casos, imponer leyes más rígidas termina por ser peor que el problema. Hay muchos niños de familias muy pobres que se ven obligados a trabajar en las granjas o en la pesca, en lugar de ir al colegio.
Por eso, entre las soluciones que se han implementado, una que está teniendo efectos positivos es la que considera el pago a los padres de sumas de dinero para que sus hijos asistan al colegio. Sin embargo, muchos países africanos señalan que no cuentan con recursos para hacer este tipo de transferencias.
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