IDEAS
Receta para no sufrir del FOMO
En la era tecnológica, el flujo de información es constante. En todo momento nos vemos bombardeados por información de todos lados, de todo tipo, de cualquier tema, en diversas formas. Un síntoma y consecuencia de esta era es lo que en inglés se llama FOMO (Fear Of Missing Out, es decir, el miedo de perderse algo). Esta es la razón por la que abrimos Facebook cada 5 minutos incluso sabiendo que no hay absolutamente nada nuevo. O prendemos nuestro celular de forma compulsiva 5 veces por minuto, aunque nuevamente, sabemos que nada va a pasar en esa ventana minúscula de tiempo.
Leslie Smolan es una diseñadora que escribió recientemente un artículo denominado What Happened When I Tried To Declutter My Brain, para Co.Design en el cual describe su experiencia en un programa llamado “Infomagical”. Este se enfoca precisamente en afrontar las consecuencias del FOMO y consiste en una serie de podcast en los cuales se les deja a las personas ciertos retos durante 5 días.
El primer día consistió en enfocar la mente únicamente en una cosa, es decir, dejar de lado el multi-tasking. Trabajar una cosa por vez hasta el final del día. Para lograr esto, Smolan se aisló físicamente de cualquier cosa que le brindara flujos continuos de información. Al final del día, reveló que se había enfocado completamente en todas sus tareas.
El segundo día consistió en organizar todo de mejor manera. Smolan hizo lo propio con su teléfono, borrando todo aquello que no le servía y organizando todo lo que le quedaba por colores. Además, también tuvo que organizar familiares y amigos.
El tercer día se trató de reducir el consumo de información. Smolan se propuso por un día, evadir una tendencia del momento de la que todos hablaran. Dejó su teléfono y no supo que había pasado en el mundo durante todo el día. El resultado fue que no se había perdido de nada.
El penúltimo día fue acerca de tener “conversaciones buenas”. La tecnología la estaba llevando a componer textos perfectos en los correos electrónicos que no dicen nada de las personas. Una buena conversación es aquella que dura poco tiempo (7 minutos) y en la que no ensayamos lo que decimos y llegamos a conectar con la otra parte porque nos mostramos interesados.
El último día era acerca de aplicar lo que había aprendido y pensar en algo a partir de esto. Esto le recordó a Smolan que lo más productivo de esta metodología fue aprender a crear prioridades, no priorizar cosas. El hacer un poquito de cada cosa no lleva a nada, admitió.
En otras palabras, se trata de seguir siendo humano en medio del mar de información y tecnología que nos rodea.
Quizá sería interesante realizar esto como un experimento para ver cómo cambia nuestra vida siguiendo estos cinco pasos.
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