HISTORIAS
Los FIFA audios
Una de las características más interesantes del escándalo de la FIFA es que las autoridades norteamericanas le dieron al ex directivo de Estados Unidos, Chuck Blazer, un dispositivo para grabar a sus colegas mientras estos conversaban durante las olimpiadas de 2012 que se realizaron en London. Con estas grabaciones se pretendía conseguir las pruebas necesarias para acusarlos por haber recibido pagos indebidos para manipular la decisión de las sedes de los siguientes mundiales de fútbol.
En el país, los programas dominicales llenan buena parte de su programación con la elaboración de notas periodísticas que incluyen la difusión de audios o videos captados sin el consentimiento explícito de algunas de las partes. Hasta el ministro de finanzas de Grecia, Yanis Varoufakis, ha admitido grabar sus reuniones privadas con su teléfono móvil, tal como lo reconoce en su blog personal. Gracias a estas grabaciones pudo rechazar los rumores de que sus contrapartes de la eurozona le había llamado flojo, jugador y amateur durante una reunión en Riga en abril. Y también pudo probar que no había perdido los papeles durante la reunión. Varoufakis justifica sus grabaciones indicando que estas le sirven para poder siempre consultar sus frases exactas y poder informar adecuadamente al primer ministro, al gabinete y al parlamento sobre sus acciones.
Algunos analistas tratan de explicar esta tendencia señalando que se trata de una respuesta natural a situaciones en las que la relación entre dos partes se ha deteriorado a tal punto que una de ellas considera que requiere grabar las conversaciones como mecanismo de protección. También cuando una de las partes está siendo maltratada, discriminada o acosada.
Las empresas pueden decidir tratar a las grabaciones sin autorización como faltas graves. Sin embargo, esto importa poco si es que el empleado que realiza las grabaciones ya siente que su relación con la empresa está resquebrajada. Hacerlo, además, carece de legitimidad a los ojos de los empleados especialmente cuando cada vez está más extendido el uso de la tecnología para monitorear el personal, como por ejemplo a través de la grabación de conversaciones o el control de sus comunicaciones electrónicas con clientes.
En el ámbito político o cuando hay grandes intereses económicos en juego, está práctica está siendo cada vez más extendida, así que tenga mucho cuidado con lo que dice y a quién se lo dice porque sus palabras podrían estar siendo grabadas y estas podrían eventualmente ser usadas en su contra. Si no, pregúntenle al ex ministro de Justicia Aurelio Pastor o quizás a Pepe Julio Gutierrez.
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