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La cultura emocional para promover la productividad
¿Qué es lo que hace que una persona se vuelva más productiva? Durante años líderes y jefes se han preguntado esto. Al inicio se pensaba quizás que tener a todos ordenados los haría más productivos. Ahora las opiniones son infinitas. Hay quienes piensan que darles un ambiente tranquilo y relajado a las personas hace que su genio creativo despierte. Otros, están convencidos que los espacios abiertos hacen que las personas piensen mejor. Y otros, creen que tener temáticas de grupo en la oficina ayuda mucho con la productividad. A todo lo que creías, se suma algo más: las emociones.
Para bien o para mal, las emociones afectan enormemente cómo las personas trabajan, afirma el artículo “Manage Your Emotional culture” del Harvard Business Review. Como se manejen, genera efectos en la creatividad, compromiso, toma de decisiones y la posibilidad de quejarse de los trabajadores. Por lo tanto saber cómo se sienten tus empleados es sumamente importante.
El artículo sugiere una solución, aprender a manejar las emociones, luego decidir qué clase de cultura emocional funcionaría mejor en tu línea de trabajo, e implementarla. Para ver cómo se sienten sus empleados algunas empresas han empezado a utilizar aplicaciones como Niko Niko. Esta sirve como un calendario de emociones y permite monitorear como se sintieron todos a lo largo del día. Sin embargo, podrían usarse alternativas creativas o diferentes.
Algunas culturas emocionales estudiadas que podrían dar una idea de cuál es la mejor para tu trabajo y que son citadas en el artículo son:
La primera es una cultura de felicidad, muy común en estos tiempos. Consiste, como su nombre lo explicita, en crear un ambiente acogedor y alegre durante toda la jornada laboral. Se les ofrece a los trabajadores lugares donde relajarse o jugar.
La segunda es la cultura del amor, usada sobre todo en hospitales y centros de rehabilitación. Esta consiste en un grado elevado de compasión, cariño y preocupación. Es, como mencionamos, utilizada normalmente en lugares que requieren tratar a personas.
La tercera es una cultura de miedo. En vez de gritar a los empleados, la cultura de miedo sugiere darles poder para que tomen decisiones por sí mismos. De esta forma se sienten más confiados y no necesitan esperar a que les den órdenes para poner un plan en acción.
En función de la que se elija, se debe empezar a convertirla en la cultura de la empresa. Se sugiere que para hacer esto simplemente se potencie lo que se ha descubierto que los empleados sienten. Además, ayuda mucho modelar las emociones que se quiere que los demás sientan por medio de ejemplos o incentivos. Finalmente, el artículo sugiere que se haga que los empleados lo finjan hasta que sientan de verdad esa emoción.
La cultura emocional en las empresas ha sido muy utilizada debido a sus resultados. Sería interesante probar esta nueva forma de hacer las cosas en distintas empresas. Seguro cada una tiene una cultura diferente, pero esperamos que sea la que haga mejorar el trabajo.
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