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Uganda: el país donde el derecho a la salud no funciona

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Un tercio de la población de Uganda está por debajo del umbral de pobreza.
20 de abril de 2016
Red star
Por qué es importante
Los principales problemas están relacionados con personal calificado, infraestructura y acceso a agua potable que provoca otras enfermedades.

Mientras en muchos países, la preocupación es que la crisis económica mundial ha reducido los niveles de crecimiento de la economía, hay otros, en los que la pobreza está afectando las estructuras más importantes de una sociedad, como la que tiene la que ver con la salud.

Ese es el caso de Uganda con más de un tercio de la población por debajo del umbral de pobreza, que no le permite sostener los gastos de salud para su población y sus hospitales no tienen los equipos médicos básicos para diagnosticar y tratar a sus niños, y menos aún a otras enfermedades como el cáncer, según señala un reciente artículo de The Guardian titulado No radiotherapy, no MRI, no money: Uganda's health funding crisis.

Uganda está ubicado en África al sur del Sahara tiene una población de 37,78 millones y según los criterios del Banco Mundial es considerado un país de ingresos bajos, con una esperanza de vida al nacer de 58 años como consecuencia de la guerra, el hambre y el VIH.

Los principales problemas están relacionados con personal calificado, infraestructura y acceso a agua potable que provoca otras enfermedades.

Hoy, en pleno siglo XXI, con el mundo mirando de costado, los hospitales de Uganda no pueden hacer resonancias magnéticas, radioterapias, quimioterapias, y probablemente será mejor no preguntar por las diálisis. La falta de presupuesto ha dejado a los hospitales más importantes del país sin los equipos adecuados para atender a los enfermos porque los que había se han estropeado y no hay posibilidad de arreglarlos.

Los pronósticos que les dan a los pacientes es que quizá en dos años se puedan reemplazar todos los equipos estropeados, lo cual deja a los enfermos en la más profunda desesperanza sin saber qué hacer.

Los médicos y enfermeras no pueden dar respuestas que no tienen y optan por ausentarse y casi abandonar los centros de salud que lucen casi abandonados, no porque falten enfermos, sino porque no los pueden atender.

Los medios de comunicación informan que el gobierno ya compró una máquina de cobalto, pero la empezarán a usar cuando construyan la infraestructura adecuada para hacerlo, lo cual podría tomar un año más en el mejor de los casos.

Mientras eso ocurre, las tasas de incidencia de enfermedades continúan al alza y se registran 5 mil casos de cáncer cada año,  que son diagnosticados en estado demasiado avanzado, sin que quede mucho por hacer.

Menos aún cuando los pacientes van en busca de sus tratamientos y les responden que quizá en un año ya se tenga el equipamiento. Lo que nadie sabe es si estos pacientes estarán vivos para verlo.