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La nomofobia: la epidemia del siglo XXI
Pocos lo saben, pero es probable que sufras de nomofobia que es la patología que padecen las personas que no pueden estar sin el celular, móvil o smartphone.
Y es que las personas cada vez pueden vivir menos sin ese aparatito, lo que ha obligado a los profesionales de salud mental a empezar a analizar cómo hacer para tratar a los adictos a los teléfonos inteligentes.
El gran problema es que los consultorios están llenos por igual de hombres, mujeres, jóvenes, personas de la tercera edad; y, peor, niños.
En un reciente artículo de Barbie Crafts en Examiner, denominado Smartphone addiction: I know you are, but what about am I?, se da cuenta de cómo las personas nos volvemos dependientes de la pantalla y la encendemos cada 5 segundos para ver si nos estamos perdiendo de algo. Esa predisposición a desesperarse porque no hay WiFi, nos quedamos sin saldo, hay problemas de comunicación, o porque nos dejamos el teléfono en casa, no es un comportamiento natural, sino que es una condición que ya está siendo tratada por profesionales como el miedo a estar sin el celular.
Eso que parece tan inofensivo aparentemente no lo sería tanto, si es que detrás hay una relación de dependencia que nos lleva a sentirnos completamente desconectados o solos en el mundo sin el pequeño aparatito.
El primer síntoma es que no eres capaz de llamar a casa, a tu madre, a tu marido o a tus hijos sin tener el teléfono que es tu forma de contactarte con el mundo.
El segundo síntoma típico es que cuando no lo tienes contigo te sientes totalmente miserable porque no puedes avisar que llegarás tarde, usarlo para gestionar tus reuniones posteriores, ni hacer saber a tus seres queridos que no estarás disponible para ellos.
El tercer síntoma y no el menos grave es que incuso consideres la posibilidad de alquilar o comprar uno nuevo muy barato, para poder decirle al mundo lo que te ha ocurrido mientras recuperas tu verdadero smartphone.
¿Cómo hacía la gente antes de que estos aparatos nos invadan?
Muy simple, no los usaban y el mundo no se caía, había contestadoras telefónicas y las llamadas se respondían al llegar a casa, sin que no ocurriera nada malo.
El problema de esta patología es que de acuerdo a lo que señala el artículo no hay ningún tratamiento aprobado por la FDA que sirva para hacerle frente a esta adicción del siglo XXI. Hasta ahora lo único que se está probando son las pastillas para la depresión para quienes dejan de usar Internet y terapias de grupo.
Todo un drama de nuestra sociedad.
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