NÚMEROS
Drogas sintéticas vs. cocaína
Un informe reciente de la Drug Enforcement Administration, más conocida como la DEA, da cuenta de que parece que hay una tendencia de consumo de cocaína a la baja, lo cual se evidencia en la reducción de muertes como consecuencia de su consumo en un 34%, entre 2006 y 2013, según recoge un artículo de The Economist, denominado Nosedive, sobre el cual se basa esta nota.
The Economist sugiere que el sustento de esta reducción estaría explicado por dos razones:
- La erradicación de los cultivos sumado a un mejor trabajo de la policía.
- La moda de las drogas sintéticas que están reemplazando a la cocaína.
Respecto a lo primero, un buen ejemplo es lo que ha ocurrido en el Perú, donde de acuerdo a cifras del gobierno, en los últimos cinco años se erradicaron 109 mil hectáreas de hoja de coca, de las cuales en 2015 se eliminaron 36 mil, lo cual ha sido hecho en el marco de la legalidad y con la participación de jueces y fiscales, gracias a un trabajo de inteligencia conjunta que efectúan la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas; así como el equipamiento y la reasignación de recursos en ambas instituciones.
Sin embargo, para las autoridades peruanas, el narcotráfico sigue avanzando y Perú sigue liderando los primeros lugares como productor de hoja de coca, lo cual si bien no contradice el reporte de la DEA solo lo relativiza como conclusión a la realidad de lo que está ocurriendo en los EE.UU.
Respecto a lo segundo, la cocaína ha pasado de ser una droga disponible solo para quienes tienen poder adquisitivo a ser una droga que se fuma también por los más pobres, al menos en los EE.UU., aunque se conoce que es más cara en Europa. No obstante esa mayor accesibilidad, no necesariamente es el factor determinante para el crecimiento del consumo, porque según cree la DEA, las nuevas generaciones no quieren probar las mismas drogas que consumieron sus padres y están prefiriendo experimentar con otras drogas sintéticas.
La metanfetamina fue en su momento una de las únicas, pero hoy en día hay una gran variedad de sustancias disponibles que compiten con la cocaína y con la heroína que sí muestra tasas de crecimiento alarmantes en los EE.UU.
No obstante, desde la perspectiva de país productor que lucha todos los días por acabar con este negocio, no hay que bajar la guardia, y más bien hay que tomar este informe como una alerta sobre el surgimiento de nuevos enemigos que hay que enfrentar para evitar que se siga afectando a las nuevas generaciones.
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