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La paradoja de Noruega y el mar
En Noruega se ha generado toda una controversia por la posibilidad de que el gobierno permita el vertimiento de residuos en el mar en una zona de pesca denominada Lofoten que tiene el mayor arrecife de coral de agua fría del mundo, así como otorgar concesiones (mediante subastas) para la exploración de petróleo y de óxido de titanio.
Y es que de acuerdo a un artículo de Financial Times, denominado, Norway: Environmental hero or hypocrite?, las autoridades aprobaron el año pasado, un plan que dejó abierta la posibilidad de verter millones de toneladas de residuos industriales en el fiordo Forde (fjord).
El fiordo Forde es una zona de desove para los peces y donde se ubican varias granjas de salmón, así como la zona donde ingresan los cruceros, por lo que pesca y turismo serían las industrias más afectadas. Quienes promueven el proyecto señalan que los residuos se bombearían a 300 metros de profundidad por debajo del hábitat de los salmones salvajes.
La controversia no es solo interna y entre los ambientalistas, sino a nivel internacional, porque Noruega es un país que patrocina a otros países que ejecutan proyectos verdes. Pero todo parece indicar que ¨la caridad no empieza por casa¨. Organizaciones como la WWF de Noruega son algunas que han alzado la voz para denunciar que en ese país no se practica lo que se predica.
Para estas, los políticos están privilegiando la creación de 170 puestos de trabajo, o, las tasas de crecimiento del país, por encima del medio ambiente, lo cual contradice el liderazgo que ha tenido siempre ese país en evitar la deforestación y realizar acciones contra el cambio climático por millones de dólares. Por eso, en medio de un contexto que llama a reducir los combustibles fósiles, no tiene sentido la extracción de petróleo, ni que se permita que residuos de minería vayan al mar.
Los analistas señalan que el caso del fiordo Forde es el más mediático, pero que en realidad el tema es más estructural y tiene que ver con la desaceleración de la economía debido a la reducción de los precios del petróleo, lo que ha aumentado la tasa de desempleo en los últimos años.
Quienes está a favor del proyecto, señalan que si no se levanta la prohibición de perforación, se caerá la producción de petróleo de Noruega.
Todo parece indicar que Noruega seguirá condenada a vivir en la permanente paradoja de ser el principal productor de combustibles fósiles de Europa, y a la vez, una fuente de recursos para promover proyectos verdes en el mundo.
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