PERSONAS
Hipocresía por la vagina hecha kayak
El día que a Megumi Igarashi de 44 años, cuyo pseudónimo es Rokudenashiko, se le ocurrió diseñar un kayak modelado a partir de su vagina, jamás le pasó por la mente que la justicia de su país le iba a aplicar las leyes de obscenidad del país por facilitar los datos para que otros pudieran imprimir ese kayak con la forma de su vagina en 3D, con el fin de recaudar fondos para crear un barco vagina.
Según da cuenta un artículo de The Guardian, denominado, Japanese vagina kayak artista found guilty of obscenity, Igarashi fue primero detenida en 2014, liberada gracias a una petición pública y un recurso legal y luego apresada posteriormente porque vendía unos CD ROM que permitían reproducir las imágenes de su vagina. Finalmente, esta semana ya en libertad fue declarada culpable, y solo condenada al pago de una multa de 400 mil yenes por el delito de obscenidad.
Su caso ha generado controversia en Japón, porque para los más liberales es un prejuicio hacia las imágenes de las partes íntimas de una mujer. Además, el juez que resolvió su caso, dijo que los datos podrían despertar sexualmente a los espectadores.
La defensa de Igarashi se centró en el hecho que sus obras de arte que replican genitales no son obscenos sino obras de arte que solo han tomado formas respecto de las cuales no deberían haber prejuicios. Como se sabe, la sociedad japonesa es bastante cerrada y existen temas sobre los cuales aun en el siglo XXI, no se habla mucho. Para muchas personas nadie debe hablar del Manko que es la palabra de la jerga japonesa para la vagina.
Las opiniones están encontradas en este caso, quienes creen en la libertad de expresión artística afirman que la decisión del juez es pura hipocresía, que hay estándares dobles respecto a las imágenes sexuales, entre otros. Y es que Japón tiene una industria de la pornografía boyante, mientras que nadie puede mostrar genitales en otros espacios.
Igarashi a partir de su experiencia con las leyes de su país, se ha convertido en una abanderada de la causa que promueve mayores libertades para que los artistas puedan usar imágenes sexuales en sus obras.
Una historia increíble la de Igarashi. La pregunta que debemos hacernos en nuestros países es si nuestras sociedades reaccionarían de la misma manera frente a un caso similar, o verdaderamente entenderíamos que se trata de una obra de arte.
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