IDEAS
Mujeres infelices en el matrimonio
Durante mucho tiempo el concepto de felicidad con el que soñaban las mujeres tenía que ver con el matrimonio y la idea de crear una familia con la cual ser feliz para toda la vida. En la medida que la mujer asumió mayores roles en la sociedad y como consecuencia de ello, podía aportar más al presupuesto familiar, a la imagen ideal de la familia se añadió una carrera profesional, lo cual significa una vida más allá del núcleo familiar. Más tarde, la foto ya no fue tan clara, y las mujeres también se veían felices sin esa familia núcleo, disfrutando de las satisfacciones de una vida profesional exitosa y de una familia extendida que la cobijaba.
Es difícil saber en cuál de esas fotos las mujeres son más felices, más bien nos atreveríamos a decir que son formas distintas de alcanzar la felicidad que lo que sí han dejado atrás, es la idea de la opción única de antaño en que las mujeres no podían llegar a ser felices si no se casaban y tenían hijos.
Por eso, es pertinente citar un reciente artículo de Pacific Standard denominado “The Paradox of Declining Female Happiness”, sobre el que se basa esta nota, que señala que las mujeres hoy por hoy tienen más libertades que en ningún momento de la historia y más derechos que cualquiera de sus antecesoras tuvo, y son más infelices que nunca.
El artículo es sumamente duro con la foto en la que el matrimonio es el objetivo de vida de cualquier mujer. La tesis del artículo es que esto se explica porque el matrimonio heterosexual es por definición, una unión injusta, que beneficia más al lado masculino que al femenino.
Esto se debe, señala el artículo, a que desde el momento del “sí” la mujer asume una mochila cargada de responsabilidades que comprende: las labores de la casa, la crianza de los hijos, la administración del presupuesto familiar, la ejecución del presupuesto familiar en comida, cuidados de salud, educación; además, la obligación de ser esposa y compañera y, en paralelo, continuar con su vida profesional como era antes.
Y es que normalmente son ellas las que abandonan su vida profesional o la postergan para el beneficio de la unión porque se entiende que ese es su rol. Lo que hasta ahora no se había evaluado es que esa mochila podía afectar emocionalmente a las mujeres y llevarlas a un estado de tristeza y depresión por los sueños nunca alcanzados o nunca cumplidos.
El artículo continúa señalando que, en muchos casos, las mujeres encuentran que son más felices divorciadas que casadas, añadiendo que el motivo por el que muchas se casan es que es socialmente bien visto y eso es lo que todas las mujeres deben hacer.
Finalmente, el artículo contrasta esta realidad femenina con el hecho confirmado que la vida de los hombres mejora con el matrimonio, reduce su ansiedad y agresividad, así como aumenta sus deseos de trabajar para la familia para procurar mayores recursos para esta.
Si bien todos coincidirán con nosotros que toda generalización es mala, lo cierto es que ya es positivo que se analice que tan felices son las mujeres en el matrimonio, a pesar de este o sin haber llegado al mismo. Y otra cosa positiva es que deja abierta la posibilidad de que existan formas distintas en las que las mujeres pueden hallar la felicidad y encontrarse a sí mismas.
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