NÚMEROS
En inversiones no importa de qué color es el gato
Durante muchos años, Australia ha sido el país de mayor exportación de lana merino, pero desde 1981, las exportaciones han disminuido un 44% y la tendencia aun es más pronunciada para los próximos años y esto tiene que ver en particular, con la amenaza de las fibras sintéticas cuya producción es más barata y menos riesgosa.
En cambio, de acuerdo a lo que plantea un artículo de Bloomberg denominado, China May Have a Thing or Two to Teach Australia About Wool, producir lana merino acarrea una serie de problemas entre los que están, la alta tasa de mortalidad de las crías de corderos, la falta de alimento y refugios para el invierno, entre otros.
Ahora los granjeros australianos están enfrentando un desafío adicional que tiene que ver con la inversión extranjera china que se ha asentado en dicho país comprando granjas de ovejas con el fin de revitalizar una industria que a la luz de lo planteado está claramente en crisis.
A la luz, de cómo han tomado esas inversiones los granjeros locales, todo parece indicar que será más difícil que empiecen a confiar en las inversiones chinas, que revitalizar la industria por sí solos. Y es que los granjeros ven en este tipo de incursiones la posibilidad de perder tierras de cultivo que son claves en la cadena de producción y exportación de carne y trigo.
Sin embargo, Bloomberg destaca el caso del empresario chino Wen Qingnan, dueño de la Tianyu Wool Industry, quien adquirió la granja Lal Lal, una de las más antiguas del sector, quien tiene muy claros los objetivos para el negocio, entre los cuales están: aumentar la tasa de supervivencia de corderos de 30 al 40%, con el fin de ampliar su rebaño, construir refugios para los corderos recién nacidos, e incrementar los beneficios de la producción. Por eso, Wen no pierde las esperanzas de que cambie la actitud de la población local, una vez que vean lo que es capaz de hacer gracias a su experiencia en el sector y lo que la revitalización de esa industria local puede aportar a la comunidad.
Desde la perspectiva, de Wen eso debería calmar a la población local que debe empezar a entender que las inversiones no tienen color ni nacionalidad si eso permite incrementar ganancias para los granjeros, generar empleo y bienestar en la comunidad, sobre todo, cuando ese país tiene un déficit de inversiones en agricultura que no puede ser atendido localmente. Sin embargo, parece que todavía tomará tiempo para que los australianos entiendan que no importa de qué color es el gato, con tal que pueda cazar ratones, dado que por ahora un 60% de estos no están de acuerdo con la inversión extranjera en agricultura, en la medida que sugieren que pone en riesgo la seguridad alimentaria.
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