PERSONAS
Lo que nos diferencia al nacer
¿Alguna vez te has puesto a contemplar lo inútiles que somos los humanos cuando nacemos?. Un caballo a las pocas horas de haber nacido, ya puede pararse, andar y hasta incluso correr al costado de su madre. Una jirafa puede huir de depredadores a las pocas horas de haber nacido. Los peces nadan apenas nacen. Los tiburones cazan de inmediato, comiéndose los unos a los otros para que solo sobrevivan los más fuertes.
Los seres humanos solo nos ponemos a llorar y no somos capaces de hacen nada por nosotros mismos. Sin embargo, nos llamamos la raza superior.
Todo indica que la condición de raza superior la tenemos por algo que no tienen las otras especies. Precisamente, el artículo “Humans got smarter to care for needy infants, making them more helpless in the process” de ZME Science explica con detalle de qué se trata. El artículo se basa en un estudio llamado “Extraordinary intelligence and the care of infants”, publicado en PNAS.
En este estudio se desarrolla la teoría de que lo que nos hace sobresalir apenas nacemos, a pesar que nuestras habilidades motoras son nulas, es que nuestros cerebros son más grandes y superiores en términos biológicos, debido a que el tamaño de nuestro cerebro aumenta con el tiempo que permanecemos en la barriga.
Alguien puede cuestionar que el tamaño del cerebro no termina de convencer como condición extraordinaria a la hora del nacimiento. La respuesta radica nuevamente en nuestros cerebros.
Y es que los humanos tenemos una capacidad única: comprender qué es lo que quiere el otro sin necesidad de que lo diga. Esto es precisamente lo que hacen todos los padres con sus hijos recién nacidos. Sin embargo, no siempre tuvimos esta habilidad. Los investigadores creen que es gracias a que nuestros bebes no se expresaban al nacer que nuestro cerebro evolucionó con el tiempo al verse obligados a tratar de entender qué ocurría con los recién nacidos.
Se trata de una especie de cadena. Nos hicimos más inteligentes gracias a que nuestros hijos recién nacidos se muestran sumamente indefensos y no pueden expresar lo que quieren y eso, a su vez, los hizo más inteligentes a ellos.
La mejor muestra de esa diferencia es que a los primeros meses de nacido, los padres ya saben distinguir cuándo el llanto está relacionado con hambre, con el hecho de estar sucios, tener frío, entre otros.
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