PERSONAS
Inteligencia emocional y la felicidad
La inteligencia emocional (IE) se define como “una habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y las de los demás, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual. De esta manera, se puede usar esta información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento”, según una publicación conjunta de Salvoey y Mayer. En suma, se trata de un conjunto de habilidades mentales y emocionales. El desarrollo de una IE adecuada permite a la persona desempeñarse social y personalmente a plenitud.
Entonces, si se trata de habilidades, estas pueden adquirir a través de un “entrenamiento” mental que consta de tres simples pasos expuestos en Search Inside Yourself, de acuerdo a un artículo de Quartz, titulado “A Nobel prize nominee’s step-by-step guide to improving emotional intelligence”, sobre el que se inspira esta nota.
El primer paso es: “Practicar la atención”. Esta habilidad es la más importante cognitiva y emocionalmente. La idea principal es entrenar la capacidad de atención para formar una mente calmada y clara al mismo tiempo. Esta será la base para forjar una inteligencia emocional bien estructurada.
El segundo paso es: “Autoconocimiento y autocontrol”. Una vez que se ha desarrollado una atención óptima, la persona podrá tener una percepción aguda de sus propios procesos cognitivos y emotivos. Con esto será capaz de discernir sus comportamientos y también las actitudes de los demás de manera objetiva.
Por último, el último paso es: “Crear hábitos mentales pro-sociales”. Este tipo de hábitos pretenden crear un ambiente de armonía alrededor de la persona; es decir, las consecuencias de las acciones que se realicen impactarán positivamente en el contexto social en que se desarrolla la persona. Por ejemplo, sacrificar momentos o espacios que se podrían emplear para el beneficio propio en favor de un tercero.
La inteligencia emocional, si se ha construido de manera adecuada, es provechosa en el mundo de los negocios, de acuerdo al artículo. En primer lugar, la IE está fuertemente relacionada con el rendimiento laboral de las personas. Algunos estudios indican que es incluso dos veces más importante que las capacidades intelectuales, aún en el caso de los ingenieros. En segundo lugar, aquellos que manejan su inteligencia emocional son líderes más eficientes y eficaces. Finalmente, la IE crea las condiciones adecuadas para la felicidad personal y, en consecuencia, los trabajadores se desempeñan mejor al trabajar en equipo y al atender a sus clientes, siendo más productivos.
Así mismo, los beneficios personales se pueden agrupar en tres categorías: calma y claridad de pensamiento, resiliencia (capacidad para superar circunstancias adversas) y relaciones personales más satisfactorias.
Es importante tener en mente que la inteligencia emocional nace de uno mismo. Todo surge del pleno conocimiento interno para después comprender a los demás y así formar condiciones armoniosas para todos.
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