HISTORIAS
La edad nos vuelve más “monos”
La ciencia se ha dedicado los últimos años a investigar todas las similitudes entre los seres humanos y los simios en distintos aspectos de la evolución. Pero no es sino hasta ahora que se ha descubierto que a medida que pasan los años para ambos grupos, surgen más parecidos entre las dos especies. Al parecer, los humanos y los simios se decantan por actitudes similares a medida que avanzan en edad, según se afirma en un artículo de The New York Times titulado “What Old Monkeys and Old Humans Have in Common”.
Casi todos tenemos o hemos tenido abuelos, así que resulta sencillo advertir qué ocurre cuando las personas envejecen. Se vuelven más lentas aunque muchas veces esto ocurre porque pierden la movilidad, prefieren tomarse las cosas con calma, tienen pocas ganas de hacer las cosas que antes los entusiasmaban, prefieren vivir una vida tranquila y con poca movilidad, sienten más el frío, el calor, el cansancio y se hace muy difícil bajar de peso. De alguna manera como las personas ya saben que viven tiempo de descuento, eligen bien en qué se involucran, qué batallas se compran, qué riesgos asumen y si no los compensan, pasan de ellos.
Todo parece indicar que lo mismo ocurre con los simios que se vuelven menos sociables. Para llegar a esta conclusión, Alexandra Freund y Julia Fischer hicieron un estudio. Freund es una psicólogo del desarrollo y Fischer estudia cognición en primates en Centro Alemán de Primates de Goettingen.
Ambas estudiaron a simios entre los 4 y 29 años (equivalente a 105 años humanos), a los cuales analizaron para saber cómo respondían a estímulos físicos como juguetes y tubos envueltos en comida; interacciones sociales como dar cariño y ver peleas; e información social como ver fotos de conocidos o llamadas.
Las investigadoras descubrieron que los simios empezaban a perder interés en los juguetes una vez que llegaban a la edad reproductiva. A partir de ese momento, el interés se reduce hasta desaparecer una vez viejos. Además, no interactuaban tanto con el grupo. Sin embargo, los jóvenes sí se involucraban con ellos, dándoles cariño. En otras palabras, el alejamiento del grupo era algo exclusivo de los viejos. Sin embargo, sí se involucraban sin interactuar con este. Por ejemplo, haciendo ruidos cuando ocurrían peleas.
Se suele creer que los humanos nos volvemos así con la edad para racionalizar mejor el poco tiempo que nos queda antes de morir. Sin embargo, los simios no tienen consciencia de su inminente muerte. Por tanto, puede ser que esta creencia sea una forma de racionalizar una conducta con raíces más biológicas, afirma el artículo.
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