NÚMEROS
La pesca y el calentamiento global
Numerosos estudios han advertido a lo largo de los años que la sobrepesca ha afectado gravemente numerosas pesquerías, poniendo en riesgo la sostenibilidad de estas e impactando en la seguridad alimentaria.
Lo que hasta ahora ha pasado desapercibido es que hay otra amenaza tan o más grande la propia pesca, respecto a los recursos pesqueros.
Un problema que amenaza la existencia y funcionalidad de la pesca, es el calentamiento global. Este problema ha sido revisado exhaustivamente a lo largo de los años, tratando de detener o disminuir sus consecuencias. Pero, como muchos se habrán dado cuenta, el tiempo de prevenir ha quedado atrás. Ahora, solo queda actuar para tratar de evitar que actividades tan importantes como la pesca se vean amenazadas, afirma el artículo de The Independent, titulado “World's fishing fleet to catch 25 billion fewer fish a year by 2100 unless more is done to stop climate change”.
El problema con esto es que, de seguir el rumbo que la humanidad parece haber tomado hasta el momento, para el 2100 se pescarán 25 mil millones menos de peces al año. Esto se debe, en gran parte, al aumento creciente de la temperatura atmosférica, la cual afecta de igual forma a la temperatura de los océanos. Y es que se prevé que hacia dicha fecha la temperatura del mar estará 3.5 grados más elevada, lo cual afectará a las pesquerías que no logren adaptarse a esas nuevas condiciones del agua.
Este número puede parecer diminuto, pero sobrepasa la línea en la cual la temperatura empieza a afectar negativamente el ambiente.
Y el peor problema es que no hay que esperar hasta el final del siglo para empezar a sentir sus efectos. Actualmente, las crecientes temperaturas de los océanos han generado el colapso de la pesca de bacalao en el Golfo de Maine.
Esto significa que se afectará las especies orientadas al consumo. Se ha calculado que el cambio climático afectaría las 892 especies consumidas por los seres humanos al punto de que se pescaría 3,4 millones de toneladas menos de pescados cada año.
Sin embargo, los efectos en todo el mundo no serían parecidos. En el océano Noruego se vería un aumento en la pesca en los primeros años, mientras que en la región indio-pacífica perdería casi la mitad de su pesca anual cuando las temperaturas lleguen al 3.5 C adicional calculado.
El problema es sumamente serio y este ya no es un tiempo para armar supuestos en los que todo termine bien.
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