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Las impresoras 3D buscan reemplazar a la madre naturaleza

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Se estima que aproximadamente ya son mil millones de dólares los que se han invertido en tecnología para crear sustitutos de alimentos de alta gama.
09 de junio de 2015
Red star
Por qué es importante
La ingeniería genética ofrece garantizar la seguridad alimentaria pero genera dudas de carácter ético.

Ya resulta bastante extraño tener que reemplazar un saludable extracto de zanahoria con manzana por una cápsula de color anaranjado. Ahora imagine lo que sería reemplazar los huevos, la leche y la carne por cápsulas, extractos o polvo.

Ese el objetivo actual de muchas start-up tecnológicas en Silicon Valley. Se estima que aproximadamente ya son mil millones de dólares los que se han invertido en tecnología para crear sustitutos de alimentos de alta gama como la leche, los huevos y la carne. 

Precisamente, el último número de National Geographic acaba de publicar una nota sobre el Muufri que busca sustituir a la leche usando una levadura para imitar sus proteínas, con el fin de evitar la crueldad animal y anticiparse a los problemas de falta de alimentos en el mundo. Ya antes Starbucks ha intentado usar la soja, almendra, el cáñamo y el coco como reemplazos. La diferencia es que el Muufri es un organismo genéticamente modificado (OGM). Se trata de ingeniería genética pura y dura.

Bajo ese mismo paraguas, Bill Gates investiga sobre sustitutos de huevo de origen vegetal apoyando a Josh Tetrick con sus Beyond Eggs; y, Peter Thiel, apoya a la startup Modern Meadow de Gabor y Andras Gorgacs, la cual intenta crear un producto cárnico que se pueda crear usando una bioimpresora en 3D, convirtiendo sustancias en alimentos.

En el caso de la carne, el desafío es que no es lo mismo imprimir chocolate con impresión por inyección, usando pequeñas gotas de cacao que se imprimen capa por capa, que bio imprimir algo que proviene de una criatura viva (células madre y otras células obtenidas a través de una suerte de biopsia de un animal). Los inventores ya tienen un prototipo para imprimir con bio-tinta y lograr formar el tejido vivo, pero sigue en pruebas. Además, por ahora una hamburquesa impresa en 3D le podría costar US$ 300 mil y aún no se consigue asegurar el mismo sabor. 

En el caso de los huevos, la idea también es evitar la crueldad de tener a las gallinas encerradas recibiendo antibióticos y gran cantidad de alimentos. Para ello, los científicos están reemplazando los componentes del huevo a nivel molecular con verduras. Por ahora, han logrado producir huevo en polvo para las panaderías, ahora les toca ir por los huevos revueltos.

Mientras que los investigadores continúan haciendo pruebas, para los que defienden la alimentación real, hay un componente ético detrás de estas innovaciones que podría ponerlas en el límite de lo aceptable.