HISTORIAS
Pasión por el queso
El mundo está lleno de pequeñas cosas que pueden hacer la diferencia e incluso causar gran placer en las personas. A pesar de que no lo notemos, lo que para nosotros puede ser muy simple, para otra persona puede ser una real pasión. Por ejemplo, los coleccionistas encuentran fascinación en elementos a veces tan comunes como las pequeñas hebillas de los productos enlatados. Otras actividades aparentemente simples se convierten en toda una ciencia, como la cata de vinos que es más que solo beber. Al respecto, se tejen experiencias completas a partir de cosas que el común de las personas pasaría por alto.
Este es el caso de los quesos. Las personas comunes están acostumbradas a conformarse con comprar queso que diga pasteurizado en el supermercado. Sin embargo, también hay personas que buscan tipos diferentes de queso y disfrutan de comerlo acompañado sólo de una copa vino, porque conocen los maridajes perfectos y se deleitan con ellos. Detrás de esto existe todo un conocimiento amplio que va desde cómo cortar y manipular el queso, hasta cómo consumirlo. Laure Dubouloz, francesa de nacimiento, es una especialista en el campo y viaja alrededor de los Estados Unidos educando a las personas en el tema, según da cuenta The Wall Street Journal en su artículo “Beyond Vrie: a french cheesemonger’s american adventures”.
Dubouloz nació al interior de una familia dedicada a la venta de quesos y ayudaba en el negocio familiar desde muy pequeña. Su familia compraba quesos a los productores locales y los vendía en mercados. El hecho de ser parte de estas actividades despertó en ella una verdadera pasión y la dotó de grandes conocimientos que más adelante la llevaría a expandir sus horizontes y dedicar su vida a los quesos. Hoy Laure se dedica a la comercialización de estos productos, pero lejos de casa porque reside en Nueva York y es gerente general de Mons Fromager Affineur, una empresa francesa de venta de quesos. Eso la obliga a viajar por periodos de 10 días al mes aproximadamente alrededor de Estados Unidos para reunirse con otros vendedores y enseñarles todo acerca de los quesos.
Dubouloz lleva consigo más de 10 variedades de queso en un maletín aislado, refrigerado y protegido para mantener los productos frescos, además de una amplia colección de cuchillos especiales para cada tipo de queso, al menos dos tablas de picar (una de madera para los quesos más suaves y otra de plástico para los más consistentes) y papel de queso para envolver.
“Gran parte del entrenamiento que brinda consiste en enseñarles a las personas a cómo manipular los quesos, por qué huelen de cierta forma, por qué tienen cierto sabor, y que ese conocimiento sea pasado a los consumidores para que puedan disfrutarlo plenamente”, señala Dubouloz. La mejor recomendación que puede dar, comenta, es siempre tener en cuenta el radio de la corteza y el interior del queso al momento de cortar, de manera que cada persona pueda deleitarse con la experiencia total de los sabores y texturas.
Tome nota.
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