PERSONAS
Investigadores varones se citan más a sí mismos
Uno de los principales requerimientos para la aprobación de un documento académico, ya sea un ensayo, un artículo, un informe, entre otros, es el respeto de la autoría de ideas. Esto quiere decir que, si una persona desea hacer referencia a información o palabras que le pertenecen a otro autor (persona o institución) debe citar a la fuente original, reconociendo así la autoría del otro. Sin embargo, las citaciones de fuentes no solo aportan veracidad al trabajo sino también seriedad. Un documento que cuenta con un vasto número de citaciones recibirá mayor crédito, siempre y cuando también contenga información propia del autor y no se trate de una recopilación de hallazgos o afirmaciones ajenas.
En el ámbito académico, aquel profesional que es citado por sus colegas o demás investigadores recibe mayor reconocimiento como autoridad en su campo de conocimiento. Por lo tanto, si la publicación de alguien es citada innumerables veces, esto quiere decir que esa persona es acertada en sus afirmaciones, lo cual se convierte no solo en un referente del individuo como tal, sino también de su trabajo para aquellos que realicen investigaciones en el futuro.
Sin embargo, de igual forma como A puede citar el trabajo de B, B también puede citar su propio trabajo previo, lo cual es común entre los académicos. Esto quiere decir que uno puede darle credibilidad y autoridad al trabajo de uno mismo, especialmente si se trata de temas sobre los que no se encuentra información suficiente y la única opción es citar textos propios.
Pero esta no es una regla excluyente. Muchos autores se citan a sí mismos sin importar la cantidad de estudios sobre la materia disponibles. Esto ocurre especialmente en el caso de los hombres, según un análisis realizado por Molly M. King y un grupo de académicos de Stanford University, University of Washington y New York University, tal como lo señala Washington Post en su artículo “New study finds that men are often their own favorite experts on any given subject”.
El equipo de investigadores examinó 1.5 millones de textos de investigación académica en JSTOR (biblioteca digital dedicada a este tipo de documentos publicados entre 1779 y 2011). Luego de revisarlos a profundidad, encontraron que había 8.2 millones de citaciones y que el 10% de estas eran de los autores a sí mismos. Pero lo que más llamó la atención del equipo fue que los hombres citaban su propio trabajo, un 56% más que las mujeres, cifra que se incrementa al analizar solo las dos últimas décadas: 70% más que las mujeres.
Las hipótesis planteadas por los expertos para explicar este fenómeno son diversas. En primer lugar, investigaciones previas han demostrado que los hombres tienen mayores posibilidades de publicar a una edad más temprana en comparación a las mujeres, ya que ellas deben ocuparse de tareas más domésticas como la maternidad, según lo dicta la sociedad en la mayoría de los casos. En segundo lugar, los hombres, por lo general, tienen un mejor concepto de sus propias habilidades y capacidades, además de ser más libres para expresar esto sin ser socialmente condenados, como ocurriría en el caso de las mujeres.
Las repercusiones que esto tiene en el progreso profesional de las mujeres se resumen en un menor reconocimiento de sus logros y publicaciones. Un profesional que es reconocido por su autoridad. Si una mujer publica a una edad más avanzada y no puede citarse a sí misma tanto como un hombre lo haría, sin duda se encuentra en desventaja y no se convertirá en autoridad tan fácil y rápidamente como un hombre.
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