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Los jóvenes al “asilo”

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Las casas de retiro, de reposo o los asilos son los establecimientos donde se acogen a personas adulto mayores que ya no pueden valerse por sí mismas.
19 de agosto de 2016
Red star
Por qué es importante
El documental elaborado por SBS Dateline mostró que es posible cambiar el ambiente que rodea a los ancianos, con la presencia de gente joven y llena de vida.

En Latinoamérica, la costumbre de enviar a los padres o parientes ancianos a una casa de reposo, también conocida como asilo de ancianos, no está tan arraigada. En la mayoría de los casos, los adultos mayores viven con sus familiares hasta el final de sus días. Sin embargo, en lugares como Europa, esto sí es una costumbre arraigada. A cierta edad, los hijos dejan a sus padres en uno de estos establecimientos donde puedan convivir con otras personas de su edad.

Si bien en las películas se muestra a estos hogares coloridos y alegres, la realidad es que en muchos de esos se respira la muerte cerca. Por lo menos, así lo plantea un artículo de Vox titulado “The Dutch retirement home where young and old live side by side”, en el cual se relata una experiencia impulsada para cambiar eso.

El experimento formó parte de un pequeño documental presentado por SBS Dateline, en el cual un grupo de seis estudiantes aceptó vivir sin pagar renta en una casa de reposo holandesa, a cambio de pasar tiempo con los ancianos del lugar. El lugar, llamado Humanitas, les abrió las puertas a los estudiantes para que pasen al menos 30 horas al mes socializando con los residentes.

Los resultados impresionaron a ambas partes. Gea Sijpkes, CEO de SBS Dateline, afirmó que estaba sorprendida en la forma que la presencia de los estudiantes había impactado a los residentes del lugar. Las conversaciones de las personas adulto mayores, dejaron de ser de muerte o enfermedades para pasar a ser de reuniones, fiestas, amor y diversión. El ambiente cambió positivamente para los ancianos.

Por su parte, los estudiantes también se sintieron beneficiados. El documental afirma que los estudiantes no veían esta oportunidad como una forma de no pagar renta ni como trabajo social, sino que muchos señalaron que la experiencia fue enriquecedora.

Uno de los jóvenes tuvo una vecina que tenía 104 años y llegó a cumplir 105 durante el experimento. En una oportunidad, la anciana le tomó fuertemente la mano y le deseó una buena vida. Entre todas las cosas que le dijo, le alentó a disfrutar y sacar todo lo mejor de ella. A los pocos día, la señora murió, lo cual dejó a este joven profundamente marcado por haber tenido el privilegio de compartir sus últimos días con ella.

Y es que los adultos mayores son personas valiosas en nuestra vida. Nunca hay que olvidarlo.