NÚMEROS
La salud mental y los niños
En nuestra nota titulada Con la depresión no se juega, dimos cuenta de lo importante que es identificar los síntomas que tienen los adolescentes cuando están deprimidos, y, lo importante que es detectarlos a tiempo.
Un reciente artículo de NPR, titulado “Mental Health In Schools: A Hidden Crisis Affecting Millions Of Students”, alerta sobre la necesidad de tomar en serio las enfermedades de salud mental que pueden estar afectando a niños y adolescentes porque este problema podría ser considerado una especie de epidemia silenciosa que no está siendo atendida.
Según NPR, al menos uno de cada cinco niños en Estados Unidos sufre de alguna especie de problema de salud mental y cerca del 80% de estos, no son atendidos como se debería.
El problema tiene que ver con el hecho de que el sistema de alerta no funciona.
El sistema de alerta está conformado por los padres y la familia núcleo, conjuntamente con los maestros en la escuela. Ambos, deberían advertir las señales de alarma para que los chicos no tengan que enfrentar los problemas solos, pero esto no está ocurriendo en la práctica.
Los niños y jóvenes empiezan a consumir drogas o sufren casos de depresión, y los padres no saben detectar los síntomas. En algunos casos, se trata de fases que los chicos están pasando, o, de reacciones de rebeldía que los lleva a aislarse y preferir no compartir sus problemas. En el otro extremo están los profesores, quienes ven todos los días a los chicos en la escuela, pero quienes tienen tanta carga laboral que tampoco captan las señales de alarma que emiten los chicos que tienen problemas.
¿Quién tiene que darse cuenta de lo que ocurre?
En los EE.UU. el sistema educativo establece que debe haber un trabajador social por cada 250 alumnos. Sin embargo, hoy en día tienen bajo su responsabilidad al doble de estudiantes, con lo cual es imposible encargarse de todos, y su apoyo es insuficiente para advertir los problemas que ya existen y menos aun los que están en camino.
Por ello, ahora el gobierno está trabajando para diseñar nuevos mecanismos que permitan detectar los problemas de salud mental o emocional que afectan a los chicos, con el fin de evitar que terminen atrapados por el sistema, sin que este pueda hacer nada por ellos.
En países como los nuestros, los padres tenemos que estar doblemente alertas porque no tenemos un sistema educativo que se haga responsable de este tipo de problemática, y, está en nuestras manos identificar cualquier indicio de riesgo.
Normalmente, los chicos emiten señales. Lo que hay que hacer es aprender a leerlas y nunca subestimarlas.
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