TENDENCIAS
Ayahuasca: la droga contemporánea
Hay quienes piensan que la época en la que vivimos puede ser descrita según la droga que esté de moda. Por ejemplo, en los años ochenta, la cocaína marcó una época entera porque simbolizaba el crecimiento acelerado y frenético de la avaricia de sus mayores consumidores: los corredores de bolsa en Wall Street, los cuales consumían la droga a menudo en horas de trabajo.
Según el artículo “the drug of choice for the age of kale” de The New Yorker, la droga que simboliza la época en la que vivimos en estos momentos es la ayahuasca. Esta droga de origen peruano (o Latinoamericano) es producto de una planta, la cual, al ser combinada y elaborada utilizando procesos ancestrales, genera un potente alucinógeno. Sin embargo, si bien algunos la consideran como una forma de iluminarse, otros que han experimentado con ella dicen haber vivido experiencias traumáticas.
Pero, ¿por qué The New Yorker considera a esta droga como la representante de esta generación?
Como podemos darnos cuenta, vivimos en una época en la que las personas y los jóvenes buscan el dinero pero no por el mismo, sino porque permite disfrutar de experiencias y sensaciones que les permita sentirse bien consigo mismos y tener un cuerpo sano y desintoxicado. Esto no debe ser visto desde un punto meramente filosófico. En estudios de mercado se ha encontrado que los consumidores buscan hoy más que nunca, consumir alimentos más saludables.
Esto explica que la ayahuasca esté siendo usada tanto en algunas ciudades de Estados Unidos, en la medida que es vista como una forma de conectarse con el espíritu y la naturaleza, una forma de estar bien con uno mismo.
Hay quienes afirman que el consumir esta droga los llevó a olvidar viejos rencores, además de recibir acceso a una vasta biblioteca de conocimientos ancestrales nunca antes sentidos o vistos. Sin embargo, como todo en el ámbito de la experiencia, es sumamente subjetivo. La autora del artículo, por ejemplo, afirmó que no sintió nada cuando consumió la ayahuasca, pero ha llegado a pensar que, quizás, no sentir nada es la experiencia que le tocaba vivir. Hay otras personas que sufren tremendamente cuando la consumen, llegando incluso a decir que han sentido “como si hubieran muerto”.
En fin, más allá de lo que la ayahuasca pueda o no pueda provocar en el organismo de las personas, lo más importante es lo que estas deciden hacer con la experiencia que esta les produce.
En particular, se nos hace difícil pensar que la transformación espiritual requiera sufrir dolor o vómitos, pero si hay quienes lo creen así, es parte de su decisión personal.
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