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Cuando David no puede con Goliat
En la literatura siempre se ha usado la figura del gigante como una fuerza superior a la de los pequeños. En muchas de las historias que se han hecho conocidas los gigantes constituyen figuras atemorizantes de poder que someten e impiden el progreso de los más pequeños.
En estos momentos, la industria se puede resumir utilizando esta figura en los casos de las empresas que vía absorciones o fusiones, incrementan su tamaño y su poder en un mercado con gran presencia de empresas atomizadas.
Si bien esto es bueno porque estas empresas también crean empleo, suele ocurrir que en muchos casos también cumplen el papel de los gigantes en la literatura: no dejan que los pequeños se desarrollen como deberían. Anteriormente, en el artículo “Monopolio y Competencia” de este portal, se había dicho que debido a estos gigantes de distintos sectores, muchos estadounidenses preferían ser trabajadores dependientes, antes que emprendedores porque precisamente la estructura de poca competencia que hay en distintos mercados, los desanima a crear sus propios negocios.
The Economist, en su artículo “A giant problem”, sugiere que la presencia de estas enormes compañías amenaza la competencia y la legitimidad de los negocios actuales.
Es importante señalar que las empresas enormes de hoy no son las del pasado y no se parecen tampoco a estas. Actualmente, las fuerzas más grandes en el mundo de los negocios son gigantes tecnológicos como Google, Facebook, Apple y los demás. Los que le siguen son compañías que se han aprovechado de la globalización para emerger de forma rápida y fuerte (Samsung) o compañías que se han reinventado (General Electrics). El resto del mercado está conformado por una multiplicidad de pequeños negocios sin ningún poder ni representatividad en los mercados que en la mayoría de los casos sobreviven.
La situación es tan dura, que hoy en día los emprendedores se vuelven en creadores de negocio que buscan desesperadamente adquirir cierta influencia para que luego una empresa más grande los compre, dado que es imposible hacerles competencia.
En pocas palabras, es como si el tamaño y el poder de las empresas estuviera intimidando a otras más pequeñas de luchar para buscarse un lugar en el mercado. La opción es sobresalir en algo para ser comprada por alguien.
El artículo es sumamente duro, pero describe la realidad de lo que pasa y la enorme influencia que llegan a tener estas empresas en las estructuras de los gobiernos, gracias a que “inundan las instituciones de lobistas que a su vez ayudan a que suceda lo que desean, incuso a negociar qué ley se les aplica o no”.
Cualquier parecido con nuestra realidad es pura coincidencia.
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