TENDENCIAS
América Latina y la globalización
Los últimos gestos del presidente Mauricio Macri, que van desde volver a someter las cuentas argentinas al escrutinio del Fondo Monetario Internacional y dar la bienvenida a 1600 líderes de negocios en Buenos Aires, para invitarlos a invertir en su país, son una muestra de lo que parece ser una tendencia en América Latina: la vuelta de los países “pródigos” al redil de la globalización.
Por lo menos, así lo observa The Economist, en su reciente artículo titulado Of growth and globalisation, donde destaca que América Latina parece ahora empeñada en volver a la senda del crecimiento y la globalización.
Como se sabe durante 12 años, la Argentina se aisló del mundo, despachó al FMI y frenó el flujo de importaciones, casi al igual que ocurrió con Venezuela, Bolivia, y Brasil.
Ahora, tres de los cuatro países, quieren dejar los controles estatales, o, el monopolio de las estatales, y hacer lo que hicieron otros países como México, Chile y Perú, que fue seguir la corriente de la globalización.
Y es que la crisis financiera internacional profundizó las brechas que deja el aislamiento y la dependencia de las materias primas, al punto que hay varios países que están sintiendo los efectos de la desaceleración de sus economías, como ocurre con Ecuador, según advierte el artículo.
América Latina en su conjunto, está creciendo menos, lo cual no solo reduce la posibilidad de crecimiento de la clase media sino que es una amenaza para las clases pobres que dejaron de serlo, las cuales podrían tener que regresar a su estatus anterior.
Y es que el problema generado por la desconexión con el mundo, está pasando la factura a las exportaciones, al desarrollo de la manufactura, entre otros, y ahora el contexto es menos propicio de lo que era antes.
Incluso, existe el peligro de que el Acuerdo Transpacífico no se aprobado por todos los Congresos de los países firmantes, en la medida que los dos candidatos a la Casa Blanca incluso están en contra del mismo.
De todo lo que ha ocurrido, hay una enseñanza importante: los países pródigos perdieron tiempo y eso ha profundizado la desigualdad, dejando a los pobres mucho más vulnerables.
Como dice The Economist, la buena noticia es que parece que todo se está alineando nuevamente.
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