HISTORIAS
La regulación de los lobbys
Un par de casos de conflicto de interés entre miembros de un directorio que además son gestores de intereses profesionales, ha hecho que se cuestionen los límites que regulan a estos últimos, afirma el artículo de The Wall Street Journal “Lobbyists as Directors Test Rules for Corporate Boards”.
Se trata de los casos del LHC Group Inc, una compañía de Luisiana y de Boeing Co.
En el primer caso, el consejo de la empresa aprobó un aumento del 90% del sueldo del director ejecutivo (CEO) durante los dos años que ha estado en ese puesto, además de dejar que use libremente el avión de la compañía. Esto no sería inusual si los directores que aprobaron esta decisión fuesen independientes como la ley ordena, pero en este caso estos últimos operan también como gestores de intereses contratados contratados por el director ejecutivo de dicha empresa, lo cual supone que le deben el salario que ganan, además de las dietas que reciben como director.
El problema para aplicar la restricción, es que los dos miembros cuestionados no se dedican completamente a ese trabajo, por lo que no deben registrarse como gestores de intereses y están calificados para ser miembros del consejo de la empresa, aunque claramente sus decisiones son cuestionables.
En el segundo caso, el de Boeing Co, uno de los directores que se considera independiente, ha sido por años un lobista para un grupo empresarial en el que el CEO de Boeing está en el Comité Ejecutivo. Además, tiene su propia empresa de lobby, aunque señala que nunca ha ofrecido sus servicios profesionales a Boeing Co.
En los ejemplos planteados claramente hay indicios que revelarían conflictos de interés. En la mayoría de los casos, esto se presenta con ex funcionarios de gobierno que se incorporan como directores a las empresas y a la vez trabajan como gestores de intereses. En la medida que no dediquen más del 20% de su tiempo a realizar esta tarea, no tienen que registrarse y por lo tanto, técnicamente son impunes a cualquier sanción.
Ahora, con la difusión de estos casos, se ha empezado a debatir la necesidad de regular mejor la participación de estos directores en los consejos y la forma en la que se toma la decisión sobre la remuneración de los CEO. En la medida que le deban favores a este último, será muy fácil que sus decisiones no sean del todo objetivas.
Todo un desafío para la regulación en los EE.UU.
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