TENDENCIAS
La ficción vende más que el realismo
Para quienes tienen hijos pequeños y pueden llevarlos al cine, saben muy bien que en la mayoría de las películas es posible encontrar un mensaje positivo para los niños.
Incluso si se dejan de lado los estereotipos propios de estas películas en donde todo es de cuento de hadas, en la mayoría de los casos, hay valores y principios en juego que sus creadores quieren resaltar. Basta ver los casos de Mi amigo el Dragón o Frozen.
El problema es que normalmente estos esfuerzos nunca dejan contentos a todos.
Walt Disney Animation Studios lo sabe bien, pero como su negocio gira alrededor de vender ilusiones, suele usar todo tipo de envolturas, aunque eso no impida que se les acuse de tener estereotipos étnicos y de vender una visión del mundo “en blanco”.
Su drama es que aun cuando emprenda proyectos para abrazar otras culturas, igual sea acusado de hacerlo mal.
Precisamente, el artículo de The Guardian, titulado Moana review- Dysney´s Polynesian princess movie can´t help itself, da cuenta de su último intento con la película Moana, inspirada en la mitología y la cultura polinésica.
La crítica ha sido despiadada: básicamente porque presenta a los isleños del Pacífico con sobrepeso.
No han servido de nada los esfuerzos realizados en los diseños textiles, los movimientos de baile, el mar, entre otros.
La película cumple los requisitos de todas las películas de Disney donde hay una princesa adolescente, fuerte y enérgica que quiere vivir aventuras, envueltas bajo el aura de un mensaje sano y positivo. Lo que se le cuestiona es la necesidad de contar tan mal la historia al simplificarla demasiado, sobre todo teniendo en cuenta las teorías polinésicas que explican el poblamiento de América.
Además, de lo innecesario que resulta representar al padre de Moana gordo y sobreprotector.
Es verdad que las películas de niños no suelen tener grandes guiones o argumentos donde se conectan diversas historias, pero el reclamo parece ser que si se buscaba abrazar una cultura que no se conoce, hubiera sido importante representar esa misión de búsqueda que emprendieron sus antepasados con algo más de realismo, antes que preocuparse de monstruos de crustáceos o piratas hechos de cocos.
Cuando llegue al Perú, cada uno podrá formarse su propia opinión.
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