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Apple y su apuesta por los coches autónomos
Todo indica que hay cada vez más empresas del sector tecnológico están dando pasos concretos para incursionar en industrias donde pueden combinar su tecnología con productos que tienen impacto en la vida de las personas.
Uno de esos productos son los vehículos autónomos. Ya son conocidos los esfuerzos de Google y de Tesla en esa líneas. Sin embargo, a pesar de los rumores, otras empresas como Apple han negado en todo momento su incursión en el desarrollo de algún modelo de vehículo autónomo.
Por eso, no ha pasado desapercibida una comunicación que la empresa de Cupertino ha enviado al regulador de la industria, en la cual le invoca que promueva la competencia justa entre antiguos y nuevos actores en la industria de automóviles.
Por lo menos, así lo ha hecho conocer un descriptivo artículo de Financial Times, titulado Apple reveals plans for self driving car, sobre el cual se basa esta nota.
Esta es la primera vez que Apple, reconoce indirectamente que está trabajando en un modelo de vehículo que tiene la aspiración que transforme el futuro del transporte y que permita salvar muchas vidas, usando la tecnología.
A diferencia del secretismo con el que la empresa siempre ha manejado el lanzamiento de todos sus productos, en este caso, habría tenido que ser roto debido a que existe mucha regulación en el sector con la cual tienen que lidiar y sobre la que se han tenido que pronunciar con el fin de igualar la cancha con los otros actores de la industria.
El objetivo que persigue la empresa es que la US National Highway Traffic Safety Administration establezca nuevas normas para el sector tecnológico en lo relacionado con los sistemas autónomos y, ponerse a disposición del regulador para ayudarlos a definir cuáles son las mejores prácticas.
Si bien la sindicación ha sido indirecta porque en todo momento a lo largo de la comunicación se refiere de forma general a los sistemas autónomos, sí señalan que esta tecnología podría ser usada para diferentes sectores, incluyendo el transporte.
Para ello, es necesario promover reglas de juego justas para todos los actores de la industria. Además, apela al regulador para que piense y analice los ángulos éticos y sociales que estas tecnologías tendrán en las empresas, las personas y sus empleos.
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